Publicado en diario La Capital, 23 de agosto de 2016
Fin de la escribanía parlamentaria.
Fin de la monarquía populista en el Poder Ejecutivo. Comenzó setiembre de 2016,
toda la sociedad sigue revisándose. Pocos asuntos en silencio, pocos
funcionarios “intocables”. Las declaraciones públicas convocan a relecturas y
reflexiones. La justicia deberá elegir: banquillo o transparencia.
“Los jueces no tienen competencia en
temas de seguridad; sólo están adiestrados para intervenir en un caso
individual y resolverlo conforme a los principios y la ley aplicable. Por ello,
el espacio de decisión de cada juez es sagrado y ni un juez de revisión, ni de
la Corte, pueden indicarle a otro juez cómo resolver un caso o qué pena
aplicar. Mucho menos puede hacerlo un funcionario de otro poder del Estado”.
Eso declara el Doctor Erbetta. Reportaje incluído en la edición dominical
de este diario (21/8/16).
En la transición entre Jorge Obeid
(FPV) y Hermes Binner (FPCyS) su nombramiento como Juez de la Suprema Corte
Provincial puso en el cuerpo un hombre con respuestas políticas claras y
vehementes, cercano al Dr Zafaroni y su doctrina garantista. También a las
políticas K. Es un ejemplo, no oculta sus sentimientos. Demuestra su espíritu
de cuerpo. Eso es buenoi.
En la misma edición escribe el colega
Diego Veiga. Suma al tema con datos insoslayables. “En tan sólo cinco días,
esta semana en Rosario murieron cuatro personas. Dos en ocasión de robo y otras
dos en medio de una balacera, presuntamente entre bandas delictivas. Con estas
muertes ya suman 132 homicidios dolosos ocurridos en los 233 días que
transcurren del 2016”/…./ “En el medio se
desató una crisis en la cúpula policial y en tan sólo ocho meses de gobierno,
la provincia ya tuvo tres jefes de Policía.”
“Casi el 90 por ciento evalúa "mala o muy mala" la lucha contra
la inseguridad. El sondeo fue hecho por la empresa Nueva Comunicación, antes
del nuevo estallido de episodios virulentos”. Es parte del
comentario de otro colega: Mauricio Maronna. En su columna dice: “La jueza Luciana Prunotto le otorgó la libertad condicional al
presunto asesino de Zulatto, pese a que fue condenado en 2010 por haber matado
a una adolescente. Cuando le preguntaron adónde estaba el "sentido
común" de semejante decisión, la magistrada mandó a preguntarles eso a los
"legisladores que interpretan que la ley es válida". La calesita del
despropósito, a partir del cual el ministro Maximiliano Pullaro pidió a
Prunotto, y a otros jueces, "no hacerse los boludos".
No estamos tranquilos. El caso de
“Pichon” Escobar, secuestrado y asesinado, con un fallo absolutorio en primera
instancia para los presuntos implicados, por parte de un juez federal, motivó
durísimos comentarios del Dr Ganon (Gabriel Ganon es un funcionario de la
justicia provincial muy cuestionado por otros funcionarios judiciales) Las
críticas a la pobre investigación que realizara la justicia provincial en este
caso son parte del mismo esquema. El juez federal adujo falta de evidencias.
Erbetta, Pullaro, Silberstein, Ganon,
el abogado Font, un funcionario de la gobernación Binner que no obtuvo
autorización legislativa para integrar el poder judicial y que hoy es el mas
duro crítico de las políticas policiales y judiciales de la provincia, muestran
aristas verdaderamente punzantes.
Desde el ministerio del Dr Superti a
la fecha (el jurisconsulto de cabecera de Hermes Binner) el tema judicial se ha
complicado. La reforma judicial, que dejó en manos locales, novatas y con
nuevas tareas, la resolución de casos tremendos trae confusiones. El gris
de las jurisdicciones atrasa. La justicia, el poder judicial, al cabo, no
está en su mejor momento. Banquillo o transparencia
El tribunal es un iceberg.
Estos casos, todos mediáticos, todos públicos, son el 20% del problema. El 80%
restante lo comportan los casos privados, donde el desamparo es superior y la
protección mínima o nula. Anonimato e injusticia no son el mejor futuro.
Un ejemplo nos asusta. Un fallo de la
Suprema Corte Provincial, firme y definitivo, es cuestionado enfáticamente por
un juez que, antes, aceptara aquel fallo como lo que era y es: definitivo. Hoy
lo ignora.
Un privado prestó un millón de
dólares. La empresa que pidió prestado el dinero quebró. En el acuerdo se
aceptó el pago del 40%. Un juez, el tiempo y los vaivenes económicos, lo
convirtieron en el 12% y, además, demorado, discutido. El acreedor hizo juicio.
La Corte Suprema falló. Páguese mas, páguese lo que corresponde. Queja a la CSJ
de la Nación. Nada. Páguese.
El fallo, con las firmas de Gastaldi,
Falistoco, Erbetta, Spuler, no encuentra resolución en los tribunales
inferiores. Han pasado años, querellas, incidentes y excusas. El mismo juez,
contra cuyo dictamen falló la CSJ, que debería abrirse del tema, resuelve otras
formas de pago. Dilaciones. Cambios. Contradicciones. Indisciplina tal vez.
Acaso una posible anarquía judicial si se analiza verticalmente el tema de los
fallos del Poder Judicial como cuerpo.
La justicia, cuando de privados entre
si se trata, resulta mas confusa, si hiciese falta; en tiempos en que la
confusión es un problema social importante. Parece que un juez sostiene un
poder independiente de sus tribunales superiores.
Un club con barras bravas declarados
y otro sin barras bravas denunciados. Secuestros y asesinatos impunes.
Violencia urbana. Inseguridad. Un juicio por dinero en el que la CSJ dice
páguese y un juez decide no pagar, demorar, alterar. Son, cada uno, un caso. En
la suma de casos una pregunta: banquillo o transparencia. La transparencia
salva a todos.