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domingo, 18 de junio de 2017

Vayan a cantarle a Gardel.

Publicado en el diario "La Calle", de Concepción del Uruguay,  18 de junio de 2017

Díganme que es mentira, por favor. Vi, escuché dos veces a esta señora, vi y escuché a Yanina Latorre diciendo que “perdió un embarazo en la cama y tiró el cuerpo…” ¿Es cierto? La continuidad del relato sirve para que ella explique que no le aviso a su pareja porque estaba concentrado para un “Ríver-Boca”.

¿Es esto cierto…? No fue necesario que se la acusase de nada para que lo dijese pero repito: ¿ es cierto lo que dice? Como es una mujer que cuenta cosas de los demás, acaso es otro  relato. Hay tantos…

Por favor, gente de los medios porteños, averigüen la certeza… estoy muy cansado en estos días en que CFK avisa los temas que hará (bien) si es gobierno y se hizo necesario cortar todas las pensiones por invalidez para saber cuales eran truchas. Ese sistema de patear el chancho para saber quien es el dueño es difícil de entender en el siglo XXI. Este Mauricio…

Si  Yanina Latorre envolvió un feto y lo tiró a la basura hablen con los hermanitos Cohen. Esta ya es una película de alto costo de producción. No se olviden que su pareja es quien insistió que el vestuario de Boca era un Cabaret.

"Diego lastimó a mis hijos y eso nunca se lo voy a perdonar pero no pensé todavía si me voy a separar. Se me cruzó irme a la mierda y no volver nunca más porque siento mucha vergüenza pero yo pasé cosas muy duras: con un bebé recién nacido y una nena de dos años tuve un tumor en los huesos y perdí un dedo; cuando él jugaba en Boca una noche estaba concentrado para un Boca y River, yo perdí a un bebé a las 2 de la mañana, lo parí sola en mi casa y lo tiré a la basura y no se lo conté hasta que terminó el partido, entonces esta me la voy a bancar", agregó con los ojos empañados en lágrimas y ante la atenta mirada de sus compañeras de panel…

Colegas porteños. No duden, a la hora que sea avísenme que es mentira. Me hará bien.

En la nota, y por la exasperación que poseo, advierto que están dos variantes de la sociedad Siglo XXI. De una parte el alborozo. Yanina Latorre es dueña de su cuerpo. Puede, perdón, cagar, fumar, ser o que le sean infiel y lo mas importante: embarazarse y perder el embrión sin  depender de un patriarcado que fulminaba la liberación femenina.

Personalmente en este, como en cualquier caso, aconsejo un médico. Una de las tremendas desigualdades de nuestra sociedad es el desamparo sanitario del 40% del país. También la falta de instrucción y conocimiento elemental de mas del 50%. Como “Bonus track” aconsejaría que a la liberación del cuerpo le siga la de la identidad. Ella no es Yanina Latorre. Es Yanina. Debería recuperar su apellido. Es todo un símbolo. Un significante.
  
El apellido de su marido es importante para entender esta historia. Esa es la otra variante. La señora dice: ”No digo que me lo merezco ni que no me lo merezco, Diego es mi marido desde hace 23 años y siempre dije que podían pasar estas cosas, que no creo en la fidelidad, pero no perdono la poca inteligencia”. Cuando dice “inteligencia” debe referirse a astucia para esconder, disimular, mantener lejos de la información pública sus cuestiones sexuales, sus relaciones y, claramente, sus infidelidades.

Este es un mundo nuevo, este es el siglo XXI y aparece claro que no es prestarle el cuerpo a una situación diferente (probemos el yogur, ya somos grandes) algo que aflija a esta señora de 47 años a caballo, literalmente, de uno y otro siglo con una diferenciación específica. Cómo se gana sus dineros. Su trabajo es reírse de las situaciones poco conocidas de los habitantes del espectáculo, la política y el deporte. Tres rubros públicos. Tan públicos como ella.

Donde el asunto se complica es en el doble juego. Admitamos que el siglo XXI es soltura, libertades, igualdad de géneros y dominio absoluto del cuerpo. Es así. No hay vuelta atrás. Quien conoce la libertad difícilmente se ate sólo las cadenas, pero sus palabras contradicen el siglo y estos conceptos. Es en esta misma nota (la estamos tomando prestada de Clarín) donde se re significa en el viejo rubro de la mujer en la casa. Así lo expresa: …”Pecó de idiota o se sintió el macho de América al ver que una bomba (por Natacha) le daba bola. Lo único que sé es que no lo voy a cuidar ni a proteger. Esta vez no, me cansé. Yo siempre fui muy sumisa, la típica chica rubia que esperaba en casa con la comida hecha"…

Admitamos que en el espectáculo todos tenemos una máscara. Esto lo decía Aldo Fabrizi (perdón si no lo conocen, lo siento, era mas o menos como el gordo Porcel pero culto, actor de teatro, italiano, instruído, otros tiempos) “…el hombre es hombre, el actor es una divina máscara y el que la posee actúa, el que no la posee fracasa. La máscara salva al hombre. Hay hombres sin máscaras. No hay teatro sin máscaras…”

¿Cual es la máscara de Yanina?. La que espera al hombre en su casa. La que tira a la basura a un feto. La que admite que las infidelidades existen y se debe convivir con ellas. Cual… Sin dudas que todas en una sola mujer. No hay cuadrícula que escinda unas de otras.

La instrucción no la salvó del descuido con una pérdida de embrión en soledad en la cama. La formación independiente no le permite liberarse ni del apellido ni de la sumisión y el sitio: el hogar. La relación y los hijos la vuelven vulnerable (llora porque los hijos se enterarán de todo cuanto pasó. Ja. Che. Ja, ja y recontra já) y su trabajo es reírse, pública y diariamente, de los yerros y las torpezas de otros.

En otro tramo de la entrevista aparece un costado que todos conocemos porque es de las películas, de las series, de la tradición latina y del conventillo de la otra cuadra. Ella declara: "Mis suegros no me quisieron nunca. A Diego le decían 'es una puta, te va a sacar la plata, te va a hacer un hijo y va a desaparecer'. Ellos directamente lo abandonaron y nunca respetaron que hiciera su vida. Él no tiene familia ni amigos, porque los padres también se encargaron de que siempre estuviera solo para poder manejarle la plata y la carrera. Al principio aguanté muchas cosas feas "…

Ignoramos, sin ningún asomo de ironía, que serán las “cosas feas” que aguantó. No llevamos actualizada su biografía. Tiene 23 años de casada. Supongamos dos años de noviazgo. Hay 25 años de su vida en la confesión. Cercana a los 50 la está esperando Edith Piaff: “Non, rien de rien, non, je ne regrette rien. Ni le bien qu`on m`a fait, ni le mal. Tout ça m`est bien égal. Non, rien de rien, non, je ne regrette rien. C`est paye, balaye, oublie, je me fous do passé. En otra lengua romance: No, la verdad, no me puedo quejar…ni del mal ni del bioen…de nada de nada. Mejor dicho: Yanina y Diego: no le canten a Gardel. Cántenlé a la Piaff.

domingo, 21 de mayo de 2017

Nunca seré un bandoneón.

Publicado en diario "La Calle", de Concepción del Uruguay,  21 de mayo de 2017

En este domingo de mayo oferto un cambio. Por una vez la locura cotidiana avanzando raudamente. Sin desmayo. Por una vez el olvido, el desapego a la camisa, el pantalón y el protocolo del saco y la corbata. Por una vez probemos abandonar formalidades. Esto es lo que oferto. Sepan disculpar  la locura del visitante. Aguanten lo que se llama “disruptivo”.

Nunca seré (Bandoneón)

Nunca seré un bandoneón,
estoy desechando ese destino.
Imposible cumplimiento, mentira testamentaria.
Los pulmones respiran
de un modo así, desafinado. No alcanza.

Suben y bajan pero
no sale el sonido
de las latas silbadas.
  
El pulmón de tela acartonada
tiene trato con el diablo de las ojeras
Y el angelito de los amaneceres
en los patios.
  
Los ángulos con birolas
El costado lustroso
Las pequeñas lengüetas
por donde silba el alma mía
y el alma de tantos.
  
El pasado vive como un viento
en esas latitas que se agitan
que respiran porvenir hacia el pasado.

Nunca supe el total de las teclas
ni los bajos ni que tono ni nada.


El mio es un amor desafinado.
Ignorante. Reprochable.
Los sentimientos nunca saben
nada de álgebra
Tampoco sé cuantos los martillos
del piano o  las teclas del marfil simulado.
  
Nunca seré un bandoneón
ni veo como compensarlo

Tengo algo dentro que se mueve.
Los pulmones largan jugos espasmódicos.
Tiendo a cantar por cualquier cosa
si me tocan igual
igual que ese organito minusválido
que si lo mueven resopla. Mete llanto
  
Claro que resopla
Se convierte en huracán
en griterío y mas. Basta escuchar

Nunca seré, ya nunca seré
Pero no lo se.  Pero si acaso alguna vez.
Tal vez. No se.

Vivo buscando magias pero magias,
magias de las que estaban en los libros infantiles
miriñaques, alquimias
suspiros filosofales
y así no se, tal vez, acaso
pueda  encontrar eso, el talismán,
la frotadora alcuza bronceada y
el mago que me diga bueno,
negro, ahora sos un  bandoneón
y tendrán que tocarte. Ja. Mirá si pasa…
  
Se que ustedes se sonríen.
Haría lo mismo. No puedo.
Mi tragedia es universal y suburbana.

Feo asunto ser un bandoneón imaginado,
irreal en todo. Las ganas. Irreal en todo
menos en las ganas.

Las ganas van a mas.
Quieren el tute y el capote con el cuatro de copas
Quieren fuellearse, volverse bailarinas
Básicamente en el tamaño,
en la medida que cuadre
a las manos del artista.
  
Nunca seré un bandoneón
ni veo como compensarlo
  
Un bandoneón es un alma apretada
que llora cada tanto y
cuenta cosas
que se sube y se baja y vive
del encanto, que escamotea al silencio
y grita y llora sin temor, sin prejuicios.
No hay que dirán del bandoneón
Que es inocente así demuestren lo contrario
  
Un bandoneón es muchas cosas
que no pueden los hombres simular, escamotear,
olvidar en desvanes en desuso
y zaguanes que no están.
De allí las ganas de ser un bandoneón,
al menos intentarlo.
  
El bandoneón posee recursos limitados.
Hay notas que no llegan,
canciones que se escapan.
Melodías que son como tragedias
Que no tienen arreglo para bandoneón.
La vida es eso.
  
El bandoneón reduce todo a sus soplidos.
Eso es milagroso.
No tiene todo el vocabulario
convence con lo suyo.
Eso es lo bueno.
  
Un bandoneón es siempre buena palabra,
no tiene malos tratos. No hay denuncias
contra el bandoneón por violación bajo palabra
La música es un idioma universal
cada nota es igual donde se escuche
Mismo que si el esperanto hubiese triunfado.

Cuando llora el bandoneón todos entienden ésa lágrima.
Esa es la envidia que me pasma.
Ya nunca seré un bandoneón pero no se. No se.

Vamos a ver como es esto
de saber que no llegamos
e igual meterle “padelante”
  
Nunca seré un bandoneón
ni veo como compensarlo,
porque no llego con el aire en los pulmones
a llorar y llorar por la percanta,
y tener respiración para otro canto,
otra mujer, nuevos abrazos
  
El bandoneón
es una iglesia caminando
Así nació y sigue igual
No sabe nada de la palabra basta
  
Se bancó un tango de  flauta, violín
y firuletes en la vereda

Bancó el prostíbulo,
la calle del baile inusitado
Bancó dos machos de “lengue”
un tango que bailaban sin mujeres;
adentro las muchachas, una madama
Permanganato y palangana

El bandoneón es desarraigo
No están sus raíces
No están en una calle
Un panteón militar
un monumento a la llegada

Yo soy esa mirada de dueño que le falta.
Insultaré a quien
piense lo contrario.
Soy sin patrón un bandoneón
Soy esa ausencia del conquistador del arrabal
De la tristeza larga

Parece tonto exigirle al bandoneón
Que cante alegre
Si toda su vida es la nostalgia
No soy la patria Garibaldi
No soy la patria Sancho Panza.

Che, quiero ser bandoneón y chau

El infante de la patria
con días de gloria que arribaron
No soy Colon y carabelas
Soy la sentina, tercera bodega
Ene/ene en aduana y ratas por tirantes
  
Soy la mugre del desván
La yerba usada soy y sé que pasa
cuando se apagan las luces del cantante ,
la noche se humedece y no hay cobijas
  
Yo soy el texto que le falta, que no puede cantar
Soy el que se duerme mientras el bandoneón descansa

Soy lo que no seré y no me importa nada.
Soy lo que ya nunca.

Soy bandoneón. Soy un milagro.