Publicado el 9 de Julio de 2018 en El Litoral
La excepcional película italiana, con Vittorio Gassman, dirigida por Dino Rissi proponía, en 1974, una burla a la ceguera. El personaje, un enamoradizo e insuperable Gassman, que tenía cierta desesperación por encontrar, oir, tocar mujeres, tenía potenciados los otros sentidos; uno de ellos el olfato.
Ya la versión yanqui, en la década del ’90, intentaba avanzar con una moraleja del bien y del mal que, si es cierto que en la anterior ya existía, no era el centro. El centro, como su nombre lo indica, era el perfume de mujer. Si son muchas usemos el plural: de mujeres.
Para febrero esto que hoy puede parecer una broma, acaso un título periodístico, será el eje que estalle definitivamente. La composición de la fórmula del ejecutivo. El listado de los propuestos para diputados, los senadores titulares y suplentes (en esto un implacable juego de titular y suplente de diferente padrón) será una moneda que decida cuestiones.
Se entiende? Una cuestión: aceptar el mandato de la sociedad sea o no sea ley el tema de la paridad de género. No solo que estará presente, sino que habrá un claro predominio del perfume de mujer.
Tanto José Corral como Federico Angelini en el grupo PRO Cambiemos, como Omar Perotti, Bausero y Cleri en el peronismo, como Bonfatti en el socialismo y Miguel Lifschitz donde quiera que decida posicionarse, esto es: ámbito provincial, nacional o regional, no podrán escapar del mandato. Una y uno.
Hay reuniones transversales, de las llamadas “del nuevo paradigma”, que pone a mujeres de diferentes partidos y en diferentes funciones (ejecutivas, legislativas, judiciales, empresariales) en una tarea común. Trabajar por el respeto al mandato social. El mandato social impide tanto la demora como la tergiversación. Una persona igual a otra. Un varoncito. Una mujercita. Será muy visible el deterioro de quien sostenga una posición misógina, despótica, homofóbica y etcétera. ( el etcétera es para cerrar el ciclo de las esdrújulas).
Hay constancias de estas reuniones y estos juramentos. La lógica indica que, aún cuando las decisiones parezcan de los caballeros, estos no podrán usar a las mujeres como relleno de las listas sino que, por su posicionamiento en los primeros puestos, el grado de conocimiento, de popularidad y la capacidad intelectual tendrán su importancia. Deberían tenerla, para decir mejor, porque el que sigue siendo misógino en el 2018 difícilmente se actualice para el 2019.
Está bueno detenerse en este punto. Las encuestas, todas las encuestas, esconden un dato que es fundamental y escribirlo en estas opiniones desde el sur hará enojar a mas de un encuestador que quiere dejarlo en la oscuridad.
Hay una grieta, una profunda grieta entre aquellos que integran el padrón con menos de 40 años. Los “1.980 a 2,000 “ (nacidos entre) alcanzan un porcentaje muy grande del padrón y estas cuestiones les resultan tan obvias y naturales (género, aborto, libertad sexual) que la sola mención de la obsolescencia en la estructura de pensamiento del candidato aniquila, aniquilará candidaturas. Su candidatura.
No leen de política, no piensan en función política, desprecian la política y sus practicantes. Si se le agrega la vetustez de las propuestas puede decirse, en términos de generalización, que se quedarán sin un “millenials” en los actos, las redes, los afectos. Y en los votos.
Lo mas afligente, parado en este análisis, es la situación de “los jóvenes viejos” (Rodolfo Khun, 1962) que no pueden soltarse de los vínculos de las estructuras partidarias condenadas al fracaso y/ o la extinción.
Corrección. Mas afligente, aún mas que la desconexión por falta de lenguaje, es la situación de 250.000 excluidos de todo en la región de Rosagasario y el Gran Rosagasario. Si la ciudad capital sumase 100.000 en estas condiciones el padrón tendría dos fraccionamientos inabordables.
Este número concreto y el porcentual de los “millenials” y su frase de guerra: “no me importan nada los políticos” torna insustituible la actuación protagónica de las mujeres . Nada sin ellas. Nada abusando de ellas.
Las cuestiones de género, como la despenalización por abortar, la igualdad de posibilidades y salarios, como la toma de decisiones ejecutivas son parte del siglo XXI, que ya está definitivamente aquí.
Estas elecciones del 2019, mal que les pese a los que no quieren que las mujeres co gobiernen o gobiernen, opinen y ejecuten políticas demostrando que son igual ( en general mas capaces y mas pragmáticas) que los señoritos tienen ése significante: qué lugar ocupan las mujeres. El dónde y el cómo.
Lo dicho. Se ganará y se perderá según se entienda que este es el siglo de la igualdad y que eso significa eso: igualdad… y perfumes que lo certifiquen.
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