Google+ Raúl Acosta: Pagaré #AntesQueMeOlvide

martes, 29 de mayo de 2018

Pagaré #AntesQueMeOlvide

Publicado en el diario La Capital el 29 de Mayo


En los rudimentarios estudios de contabilidad de un secundario no especializado en esas cuestiones, el pagaré era una deuda que se resolvería en la fecha del documento, del pagaré. Que no era un pagaría y si un afirmativo: pagaré.

Aquellos estudios de contabilidad tenían libro mayor y columnas del debe y el haber. No se debería perder ese relevamiento del debe y el haber, al menos a los funcionarios, no al final de su gestión, mejor todos los días.

En las carreras mas "humanistas" estas cuestiones se relativizaban o se llevaban al plano de lo romántico: el amor, la imaginación difieren en la mañana o en la noche y en el país o el idioma.

Los lenguajes universales tienen otras características. Los números parecen deshumanizarse por una cuestión sencilla, no dicen cosas diferentes en la mañana.o en la noche,ni engañan ni se engañan.  Durante todo el día una blanca vale dos negras cuatro corcheas...Matemática simple y directa. La música no engaña. El álgebra tampoco.

El pagaré protestado era una deuda que había pasado a la justicia y la justicia dictaba lo obvio: páquese el pagaré.

Después vino el cheque. No cualquiera tenía cuenta en el banco y chequera y libraba cheques. El cheque sin fondos era noticia en los diarios. Fulanito esta en bancarrota, Libró varios cheques sin fondo. El estudio alcanzaba para entender, el estudio rudimentario de aquel colegio secundario "humanístico", que los bancos juntaban plata de mucha gente y que la moneda, en el fondo, no era como el trigo o la sal, sino una cuestión de fe. Hay clubws de fútbol y empresas con 500 cheques sin fondo. Parece novelesco.

Años tranquilos donde los pagarés no revestían peligro mayor,  donde el número de la deuda no aparecía obstinado en crecer por intereses. El almacenero fiaba con la libreta y la botella de aceite paseaba de enero a diciembre con un valor semejante y, si aumentaba, te avisaban. Mire que la botella de Cocinero (ese aceite en envase de litro y medio y el botellón oscuro) aumentó 60 centavos.....

En el café de la esquina debíamos el café con leche hasta el otro día. La cuota del club hasta dos meses o tres. El traje a plazos y como se decía: a sola firma.

El pagaré era una promesa voladora. En las librerías fiaban  lo suyo, libros, con cuenta corriente que cada tanto era necesario "achicar" o saldar.

Se juntaba dinero para algo especial haciendo horas extras o gastando menos en vino, vermú y cigarrillos. Vicios que había que pagarse solo., Tengo un amigo, Eduardo Carlos Aurelio, que hace años que  nos dice: juntemos plata para los vicios muchachos, que los hijos nos van a pagar el yeso y los análisis, pero jamás los boletos de la fija del domingo... 

Por ahí aparece un caminito del pagaré que lo vuelve bueno y malo, alternativamente. Pagarés para la fiesta de la hija, los ladrillos de la piecita del fondo son una cosa. Pagarés de la timba sonotra, muy otra cosa. Siempre son pagarés. Nunca son iguales.

A poco que lo pensemos la vida es, a su modo, un pagaré que vamos llenando y..., si le metemos colesterol, triglicéridos, azúcares, nicotina, alcohol, farináceas hasta reventar y sedentarismo hasta el caracú, estamos firmando unos pagarés de difícil solución pero cuidado, hay un último y definitivo pagare, mientras mas tarde mejor, un pagaré que todos tenemos firmado... no se si se entiende....

Las obras sociales de los obreros, como las tarjetas médicas privadas, no difieren mucho de una conducta. Te revisan y te aseguran salud si estas sano. Los bancos igual. Te prestan plata si tenes plata.

Los pagarés aquellos, que se firmaban con el usurero del barrio, que cobraba el dos, el cuatro por ciento, que cobraba intereses semanales, mensuales y no anuales. son parte de una historia. Historia, La realidad difiere bastante. Hoy la tarjeta de crédito mas pirincha te cobra interés diario y un 40 % no es usurario porque el Estado pide plata prestada a los privados con ése interés.

En aquellos secundarios románticos no levantar un pagaré eran parte de novelas románticas donde el hombre, abrumado por sus deudas, se suicidaba para salvar el honor de las familias. Había firmado demasiados pagarés que no podían levantar.

En una vieja legislación estas deudas debían reclamarse de día y los pagares se protestaban al atardecer., del mismo modo que estaban prohibidos los allanamientos nocturnos.

Ignoro si existe una palabreja que usaré a continuación, pero en este país donde vivo, parecido y diferente de aquel donde crecí, el pagaré se ha convertido en un pagariola, que no tiene tiempo de verbo, tiene un futuro de desilusión. O mejor, algunas cosas se saldan con un pagaré de infinita desilusión.

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