Publicado en diario La Capital,
Nacer en mitad de un tiempo difícil es la constante de los argentinos y creo, pero es sólo suposición, que en todas partes dir+an lo mismo cada año, cada´tiempo porque, en rigor, vivir es difícil a menos que use distraiga y no caiga en la cuenta de la flecha del tiempo que no se frena y acomoda ausencias. Las muestra, si es que aún se permite, en la narración, explicar por el absurdo. Nuestra vida es la corroboración de las ausencias. Una por una. Todas
Aquellos años del ’60, en la zona de Rosario, eran tiempos difíciles y permítame insistir, algunos posteriores fueron mas duros y otros parecen mas sencillos pero permítame otra vez: aquellos años eran difíciles.
Lucero y Diana. La mandarina. a las seis. Andá. Avenida del Rosario. Te vas a dar cuenta. Avisale a pepe. La primera vez que fui todavía había “escuadrones”, policías a caballo. Casco, uniforme, sable y ese trote de esos caballos. También muchos “cuartito azul” (varios autos policiales así denominados,sin relación alguna con el tango de Mores y Batistella, solo que eran azules y te encerraban. La mandarina siempre fue un sitio de referencia política pero no solo por su origen, sino por su origen y por las acciones, todas, con referencias político partidarias. Mencionar “la mandarina” hoy es síntomade vejez, decrepitud. O directamente melancolía, vejez y decrepitud. Pero está (estaba). Rosario algunas veces se encontraba en ese sitio. Con un código de complotados.
En la computadora se lee. “A unos metros, en la rotonda del cruce de la Avenida del Rosario (que muchos vecinos insistían en llamarla Lucero) y la otra mentirosa, pero avenida al fin, Lituania; los muchachos peronistas habían levantado un monumento a Evita…”
En otro sitio del espacio insisten. En 1953 se levantó el monumento a Eva Perón en el barrio de Saladillo por los afiliados al Sindicato de la Carne. En virtud de los semicírculos que rodeaban al busto el monumento fue denominado como "la mandarina" por los opositores al peronismo. Durante la dictadura militar el busto fue derrumbado, quedando sólo los "gajos". Recién en 1992 se lo reconstruyó. Aunque ya no lleva más sobre sí los semicírculos blancos, es aún conocido como "la mandarina" y su referencia es central en el barrio".
Cuando menciono “la mandarina” pienso en el himno nacional. Éramos tan tontos que decíamos, cuando venían los policías hasta La Mandarina, a dispersarnos. Cantemos el himno así se tienen que poner en posición de firmes y no podrán hacernos nada.
Leyendas urbanas y policías sordos. Había de todo en aquellos años. Hasta una mandarina para encontrarnos, sin telefonitos, ni “wat sap, tuiter, ni consignas en la red. Con el himno un desastre. Desafinábamos demasiado.
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