Al resolver las PASO el perfil verdadero de la provincia, algunas cuestiones son visibles. También la catastrófica derrota de las encuestas y el eje del subterfugio donde escondían su mentira los traficantes de números: el NS/NC y el voto en blanco. Los datos dicen algo distinto a los números de los embaucadores de candidatos. El encanto de la realidad para algunos es un desencanto, pero debemos atribuirle la fascinación de lo efectivamente posible. No hay pesadilla, Pasaron las PASO. Doloroso pasaje de la ficción del sábado al diario del lunes.
En ningún sitio de la provincia es posible ignorar que la “transferencia” ha sido el eje de estas elecciones. Detengámonos en este punto, que es el que verdaderamente importa para saber si votamos muñecos, caprichos, nuevos liderazgos o elementales delegaciones de poder en idiotas útiles.
Mauricio Macri transfirió lo suyo. Sin dudas. La señora CFK lo mismo. También Lifschitz. Las diferencias en los votos se corresponden con la calidad de la transferencia y la seguridad que brindaba el “voto transferido”. Va de suyo que votar “ a Macri” como votar “a Cristina” resolvía /resuelve/ resolverá problemas de conciencia. El voto a Sergio Massa es un misterio que se resolverá en el próximo capítulo.
El caso del FPCyS es de mayor estudio. El eje fue Binner, transparencia del líder, referencia ineludible, ya se veía poco a través de Bonfatti y los años opacaron, durante esta gobernación, al mas importante hombre del socialismo en lo que va del siglo XXI. Lifschitz a Contigiani no logró transferirle adecuadamente memorias de aquel Binner. Bonfatti miró desde la tribuna. Contigiani no expresa el “Modelo Santa Fe” que esquivaba la grieta y ofertaba consenso y pluralidad. Eso fue Binner. Eso no está. Consejo a los socialistas: busquen eso.
En Rosario hubo confrontación. Anita Martínez sobre Roy López Molina, la decisión de Buenos Aires (Marcos Peña) sobre la decisión de Federico Angelini y su porfía. Jugaban, además, la campaña para el 2019. “Fíjensé” la fecha en que lo escribo: Rosario no aceptará, no votará en el 2019 una mujer al frente de la Intendencia. La experiencia de los 8 años de Fein, para entonces, habrá obturado un camino de género por impericia, caprichos e ineficacia. No será sencillo salir del tema. Esquivarlo. Los insultos, en la calle, derivan de la Fein al género. Contra eso luchará Anita Martínez. Los números de la suma de uno y otro pone las cosas en su lugar. Aplastante. Bueno, algo de eso se sabía. En las PASO del 2015 a la señora Fein la votaron solo 18 rosarigasinos. Allí está nadando Javkin.
La otra confrontación rosarigasina fue ignorar, hasta las primeras horas de la mañana, cuántos votos sacaba Jorge Rosario Boasso que, está visto con los números, tiene un eje que los “macristas” se encargarán de separar de “El Mauricio”, después del susto.
Raro caso el de este rosarigasino típico, confrontaba contra el radicalismo, su partido genético, por fuera del que fuera, hasta hace poco, el refugio de la democracia partidaria: la UCR. Boaso decía “soy radical, quiero a Macri”. Raro caso, se insiste.
Una jueza renunciante en mayo será la compañera de Rossi será la compañera y mas: deberán sentarse con quien también colectó, solito, en el 2015, el 30% de los votos. Perotti. Esa es una mesa “pejota” que definirá la provincia en 24 meses.
Algunos aún no entienden la eficacia de los MDC tradicionales y no tradicionales. Su diferente abordaje. Otros encontraron dificultades con el mensaje y otros, finalmente, la encontraron fácil adhiriendo a imágenes nacionales que producían efecto directo, inmediato, aún cuando pusiesen techos para algunas ilusiones. Transferir por las redes tiene sus problemas.
Los chicos a la izquierda del socialismo creían que era todo sencillo. Las otras izquierdas, todas las izquierdas, están rumbo al río Paraná. Votitos a la deriva. No es sencillo ser funcionarios de un sistema y decir que el sistema es una porquería. Les sucedió a Ciudad Futura y los suyos.
Quedan en pié y fuertes el peronismo y sus variantes, el radicalismo y sus variantes y una pregunta: transferencia si… transferencia no.
El primer punto a analizar es este:¿conviene la transferencia?. Al parecer fue /es / será inevitable; por lo tanto lo que debe juzgarse es si la capacidad de gestión que se alcanzará con el poder delegado, con la transferencia, sube o baja la calidad, el conocimiento, la resolución de quien, de ése modo, consigue el nombramiento.
La decisión de las políticas públicas por consenso está cada vez mas lejana y estas PASO certifican esa dificultad. Ni Macri, ni CFK ni Lifschitz, de modo provincial, aseguraron consensuar. No pueden o no quieren, que es similar en el efecto. Deberían consensuar políticas de estado, ese es el punto. Después los candidatos. No tuvo importancia. Votaron según eran mas transparentes con sentido a quien referenciaba. A los liderazgos.
Con respeto por los jóvenes, los que estábamos ejerciendo el periodismo en los ’70 sabíamos que Héctor Cámpora, el odontólogo de San Andrés de Giles era, desde la década del ’50, un diputado servil, con pocas luces propias y que vivía, políticamente, del fulgor de Perón. Acaso la lealtad, mas propia de la ineptitud para traicionar, era su característica. “Cámpora al gobierno, Perón al poder”… acaso defina el ejemplo contemporáneo mas claro de transferencia. Su hijo y sus costumbres, con mas una apropiación “izquierdosa” del entorno de alguien que se ha dicho, era un inepto, llevó a Perón a exigirle la renuncia, que Cámpora, como un señorito obediente, entregó. El peronismo es un campeón de la transferencia. Todos lo estan imitando.
Muy pocos de los nominados dependen de su calidad previa. Cantard o Contigiani no tenían pergaminos propios, como si los ostentaban Rossi, Boasso, Del Frade. Por allí deben buscarse explicaciones a los números de las PASO. Con los pisos y los techos que cada referente nacional proporcionaba. La espalda de Rossi existe, la de Cantard también. El “Modelo Santa Fe” ni siquiera puso a Binner en el palco.
No hay modo que el primero de los designados por Macri y Corral (Cantard, un ene-ene, políticamente hablando), por Bonfatti/Galassi/Lifschitz (Luis Contigiani, un protoradical sin experiencia, pensamiento vivo e independencia) y Rossi, de CFK y la Cámpora no lleguen a la cámara de Diputados. Eso está resuelto y debe constar en actas que no fue decisión de las PASO. No totalmente. No limpiamente.
El mensaje es este: el radicalismo santafesino se volvió Macri dependiente. El socialismo entregó el destino de la social democracia al primero que pasó por la puerta. El peronismo no puede realizar el velatorio de Cristina hasta noviembre. Eso, todo eso se consolidará en octubre.
En el pago chico, los rosarigasinos también entendieron el poder delegado y le agregaron castigos personales. Es apabullante que en una ciudad donde tenía tantos pergaminos el socialismo los candidatos socialistas tengan tan escasa adhesión. Se aclara: todos sabían que Javkin era/ es/ será radical. Escindido del tronco, pero jamás un socialista.
En octubre, campaña que ya comenzó, tal vez tengan que explicar, todos los candidatos, que hacen cada día para decir que son lo que son. Dos cuestiones básicas. Santafesinos orgullosos y defensores de la democracia federal. Y para eso, claramente, el periodismo tiene una tarea.
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