Publicado en el diario La Capital
El fino, mas suave. El grueso. El alfiler de gancho para cerrar ése envoltorio con la faja y la bombacha de goma. En los días húmedos de invierno, como en los lluviosos, el horno y/o la plancha para secarlos.
En la soga de la ropa colgados. Se usaban y usaban. Se los lavaba con un jabón que era mas fino, mas puro, mas “especial”. Diferente al jabón de lavar la ropa. Si era posible se los “asoleaba”, para curarlos de tanto bicherío. Traducción. Se los tendía al sol. Uf. Tender la ropa. Todo traducción. Sin embargo no hace tanto, pero la vida es eso. Crecer, olvidar, mejorar. Si se puede, claro está.
Se viajaba con un bolso donde se llevaban, por lo menos, dos juegos de pañales. Lo dicho. El fino y el grueso. Otra vez hizo caca, lo cambié hace media hora…
No es posible entender esto en el siglo XXI. Todo mas liviano, mas práctico, mas limpio y mas caro. El confort es caro. No debería ser asi, pero esa es otra historia.
Los chicos viajaban fajados, porque después venía la faja, para que no se saliesen los pañales ni llorase de mas y se herniase. Cada bobería.
Tuvimos una historia de pañales que debían agilizarse de materiales inconvenientes lo mas pronto posible. Por si no lo entendió: ya lo cambié, tenémelo que voy a enjuagar los pañales, se hizo caca y no los voy a guardar así.
Y en el lavatorio del bar, de la estación, donde sea se alivianaban de testimonios y se escurrían para guardarlos en una “bolsita de Nylon” y ojalá me aguante hasta que lleguemos, porque no tengo otra muda, otro juego.
En la casa el olor era múltiple pero definido. El olor a bebé. A tener un bebé. Cuidar las “corrientes de aire”. No hacer ruido porque recién se durmió.
No se puede explicar el olor a bebé. Es único. Cualquier ciego lo puede ver. Cualquier mudo describir. El olor a bebé es sin idiomas ni señas particulares. Atraviesa las pituitarias hasta la última neurona.
Llegar mal dormido al trabajo es común. Si se tiene un bebé. Un clásico: que el mejor suéter se manche aquí, sobre el hombro, es el testimonio indeleble y definitivo del provechito sin que llegue a tiempo la servilletita, el papel higiénico o el babero.
No sabe nada de la vida, ha sido criado entre pañales. Vivió siempre en cuna de oro. Nunca pasó frío ni le demoraron la mamadera. Definiciones para la riqueza heredada.
Dice José Pedroni:”La obra será tuya. Verás que no es lo mismo. Será como tus brazos la cuna de tu hijo.Se mecerá con aire. Te acordarás del pino. Dirás: "Duerme en mi cuna". Verás que no es lo mismo… La cuna de tu hijo.
Dice Miguel Hernández: “Vuela niño en la doble luna del pecho, él, triste de cebolla, tú, satisfecho. No te derrumbes. No sepas lo que pasa ni lo que ocurre”. Toda la poesía de Adultos sobre niños habla de futuro. La poesía se niega a lavar pañales. Es muy prosaico.
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