Publicado en diario La Capital, 5 octubre de 2016
En el diario de Rosario
(La Capital) hace unos meses, una nota era equívoca. Agentes inmobiliarios se
quejaban y peticionaban para que el Estado regulase alquileres. Vana ilusión
cuando es la oferta y la demanda la que regula, en mercados como el argentino
y, particularmente, el fenicio mercado rosarino, el costo del alquiler de
locales comerciales. El periódico reflejaba la queja y era esta, la
queja, una ilusoria petición intervencionista, aparecida ante la falta de
comisiones de venta. Desde el armado de las compañías de teatro, el color de
las zapatillas, los invitados a un panel periodístico y las decisiones del
futbol profesional y comercial todo es oferta y demanda. Ni bien ni mal. Así
es. Así somos. El domingo, 2/10/16, la tapa del diario (“Vuelven a alquilarse
locales que estaban vacíos en el centro”) reflejaba un crecimiento sostenido
por las leyes de mercado: oferta y demanda.
En octubre de 2016 es
esta ley la que regula las posibles listas para candidatos en las elecciones
del 2017, las de medio término, y es necesario atender al mercado. Algunas
puntualizaciones no se pueden obviar, son curvas peligrosas que están
advertidas, pero que deben señalizarse claramente.
En el 2017 quien debe
ganar es Mauricio Macri. Quien debe emerger triunfador es él. En todo el
territorio. No debe ser un triunfo de María Eugenia Vidal, Rodríguez
Larreta o Schiaretti, sus más claros aliados. Macri. Punto.
En nuestro territorio su
elección no debería depender de una figura mediática, como el Midachi, sino que
necesitan alguien que lo represente y se sepa: votamos a Mauricio. Ese hombre
es, según los hechos y los dichos, Luciano Laspina, actualmente diputado
nacional con vencimiento de mandato en el 2017. Detrás de Laspina se
transparenta Macri. El veteranísimo concejal y ejecutor fiscal, Jorge Boasso,
ha sido varias veces representante radical y frentista, con diferentes matices,
pero es una personalidad controvertida y su triunfo sería de Boasso, no de
Macri. Boasso sueña con ser diputado nacional y que termine su estadía (20
años) en el Palacio Vasallo. Algo parecido ocurre con el santafesino José
Corral, que tiene más pergaminos: intendente electo, re electo y figura del
radicalismo nacional. Evidenciaría una alianza y un triunfo compartido, no
de Mauricio en exclusiva. En esa discusión aparecen dos nombres. Mario Barletta
y Omar Perotti. El caso de Barletta es singular. El santafesino fue y es
radical, pero actualmente no es del riñón del PRO Cambiemos. En orden de
cercanía Corral, Barletta y Boasso están lejanos en relación a Macri/Laspina,
pero esto no es matemática ni geografía. La oferta y demanda está en la mirada
del PRO Cambiemos y el utilitarismo del Congreso Nacional, eran una ilusión en
el 2013. En el 2017 crecerá en diputados nacionales por simple saldo
vegetativo.
Conviene mirar el 2013.
Binner, Barletta, Ciciliani, Javkin. El frente progresista (FPCyS) colocaba, en
aquellas elecciones 4 sobre 9 posibles diputados nacionales. Binner era el
progresista mimado. Diversas contingencias, destinos personales y una errática
conducción frentista ha puesto en sitios diferentes a los cuatro que votó la
provincia. El 2017 ilumina los restos del naufragio colectivo. Se lee bien:
naufragio. Cómo pudo/puede el progresismo terminar expuesto a las acusaciones de
Carrió y argumentar el abandono que hicieron, impiadosamente, de Margarita
Stolbizer con aquella “boleta corta·” del 2015 conforman dos mochilas que no
podrán descargar muy claramente.
Los estrategas mencionan a Omar Perotti como posible aliado de Macri; aún con las leyes
de la oferta y la demanda es arriesgado. Ha sido el peronista más votado en el
2015. Es cierto que ha sido preK, luego “Si Cristina” y finalmente posK. Es
senador nacional, si quiere, hasta el 2021, por un disparatado peronismo que aceptó
las listas decididas por los muchachos camporistas. Se le reprocha no ejercer
el mando territorial y especular demasiado. “Algo debe hacer” en el 2017. Una
alianza del peronismo oficial con Macri no parece posible, aún para Omar
Perotti, líder en supervivencia.
El Frente Renovador es un
claro fenómeno de mediatización y simpatía televisiva. Alejandro Grandinetti,
diputado nacional, pretende ser Intendente y/o gobernador en el 2019 y todos
coinciden en que “algo debe hacer” en el 2017. Sergio Massa y su alter ego,
Graciela Camaño, saben que deben crecer en los pagos del Brigadier. Oscilan
desde la payasada que alguna vez hizo Felipe Solá (promesa de renunciar para
volver a postularse) hasta un silencio poco conveniente. El clamor popular es
“hagan algo”. Algunos aliados de Massa en el territorio sostienen que Diego
Giuliano (el concejal) sería una buena opción. Lo de María Granata espanta,
pero es política santafesina, es oferta y demanda.
A sólo título de
inventario. Existe, partidariamente, Rubén Giustiniani. Algo debe decidir
Antonio Bonfatti, es el presidente del PSP Argentino. Alicia Ciciliani es la
socialista más conocida en el país. Javkin habla o muere en el intento.
Lifschitz es el gobernador, debe opinar y, acaso, subirse al caballo del
2017, la provincia hoy es suya. Mónica Fein prende velas para llegar al 2019,
la ciudad de Rosario hoy no es totalmente suya. Sin tanto deterioro deshoja la
margarita del capricho la arquitecta Bielsa y Agustín Rossi, con todo el
deterioro, asegura que tiene 200.000 votos.
Un candidato a
diputado nacional, según la ley de oferta y demanda, llega al Parlamento con
145.000 votos y 15 millones de pesos para la campaña.
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