Google+ Raúl Acosta: En diciembre termina la obra de teatro

sábado, 24 de octubre de 2015

En diciembre termina la obra de teatro

Jorge Fernández Díaz en La Mañana Entera



-Jorge Fernández Díaz es una de las plumas del diario La Nación y un escritor importante, con una obra reconocida. Y nos ha hecho el favor de atendernos para tener de su parte una mirada sobre estas elecciones de mañana, que agitan a la República Argentina.

Estamos velando las armas. Esos sábados previos a las elecciones. Al última vez que hubo elecciones, en las P.A.S.O., fue tal la intensidad de trabajo que terminamos a las cuatro de la mañana, entregando una columna que no sabíamos bien, porque a las tres de la mañana empezaron a cambiar las tendencias del voto incluso, así que muchos columnistas quedaron un poco desactualizados. Es un trabajo demoledor el que nos espera mañana. Y nunca, nunca, llegamos a una elección, que yo recuerde, con tanta incertidumbre de lo que va a suceder.
-30% de indecisos, ¿no?

Sí. Y había ayer un hervidero de encuestas de último momento. No podés creer del todo en ellas. Y bueno, la verdad que toda la clase política está en ascuas. El que diga que sabe lo que va a suceder mañana, está macañando gravemente. Nadie sabe, de verdad, lo que va a suceder mañana.- nadie sabe si va a ganar el Frente para la Victoria en primera vuelta o va a ir a un ballotage, cómo va a votar, si va votar fragmentado la oposición o va a haber un cambio sustancial ahí. En fin, sería apasionante si no estuviéramos tan cansados, si no hubiera sido un año tan tremendo, de fatiga electoral, y donde sucedieron cosas muy feas, porque este año comenzó con la muerte de Nisman. Y recordemos, porque parece que pasó hace diez años, y pasó en enero de este mismo año. Y además venimos con una larga fatiga de una democracia con un partido único.

-Te corregiría, con comillas: esta monarquía de baja intensidad es la que estaría retirándose. Y tal vez lleguemos a la democracia.

En parte sí. Pero vos sabés que el Frente para la Victoria, o el peronismo llamémosle, se ha convertido un poco en lo que combatía, ya dejó de ser aquella cosa plebeya e interesante para convertirse en el statu quo. Bueno, se dispone también a un gatopardismo por etapas, cambiar algunas cosas para seguir con las mismas, y que siga el boliche abierto.

-Uno de los líos que tenemos, y quiero tu opinión, es esa genética, ¿no? porque de los tres candidatos, cuando uno hurga en el territorio, en los tres candidatos se encuentra la genética peronista en el territorio. Y en uno de ellos, claramente, como delegado de la señora. ¿Habrá alguna manera de diferenciarse y pasar de la etapa de la genética peronista a un armado más democrático, parlamentario, más definido?

La otra vez escribía que la situación de la economía es muy delicada, muy delicada, y vamos a ver cómo se resuelve y si tienen pericia para hacerlo. Pero más allá de eso, me parece más fácil arreglar la bomba, el plan bomba que dejaron, que arreglar el sistema político de Argentina. Yo creo que el sistema político argentino tuvo varias etapas de destrucción. Nosotros vivimos un momento muy especial. Yo estaba cerca del peronismo en los 80, y creo que el peronismo nunca estuvo, a la vez, tan cerca de ser un partido republicano, obligado porque Alfonsín los había derrotado al peronismo. Y el peronismo, como dice ahora De la Sota, derrotado se trata de depurar, cosa que no ha sucedido durante todo este tiempo. Y hubo un momento, con Caffiero, tuvo una última oportunidad con Bordón, pero siempre se eligió a Menem. Yo siempre digo una analogía un poco injusta, que a algunas mujeres les gustan los canallas. Y el peronismo, cuando tuvo que elegir entre ser un partido republicano y ser un partido voraz y salvaje, eligió lo segundo. Entonces, eso se rompió en los 80, y después, en los 90, se instaló un populismo neoliberal que continuó hasta nuestros días, con la salvedad, con la desgracia, de que además hubo un partido no peronista que chocó el barco. Los peronistas lo ayudó bastante a que eso sucediera. Y entonces quedó instalado un monopartido, una democracia de monopartido. Esa democracia, al correr de los años, se fue apoderando de los grandes cargos, se volvieron millonarios los dirigentes, y finalmente, te diría que hoy son el gran poder permanente de Argentina. Es una paradoja, porque ellos dicen luchar contra corporaciones, a las que llaman el poder permanente, y sin embargo ellos son el poder permanente, que tienen, la corporación justicialista, hace comer de la mano a todas las otras corporaciones. Entonces, toda esta lucha supuestamente libertaria contra la corporación, fue para construir una corporación propia, rancia, llena de señores feudales, que se apoderaron del Estado, que tienen miles de trucos para ganar elecciones de manera poco democrática. Y bueno, es por eso que me parece a mí que no está en discusión en Argentina una pelea de proyectos económicos o sociales, sino más bien una discusión de democracias. Nosotros, los argentinos, nos debatimos entre una democracia como la que tenemos, de baja intensidad, negativa, autoritaria, personalista, con personalismos, con corrupción territorial, y una democracia republicana, que asomó en los 80 y murió ahí nomás. Se ahogó ahí nomás.

-Te pediría una reflexión sobre un hecho que, desde provincias, se ve como muy particular y, te diría, calificado como muy peligroso, que es Aníbal Fernández en provincia de Buenos Aires. Dos cosas: ¿podrá dominarlo Scioli si gana? Y segundo: si gana, ¿qué oferta para la República Argentina ser el 40% del territorio?

Es muy delicado el tema. Hay unanimidad en la preocupación, unanimidad. Te diría desde el Papa Francisco hasta los principales dirigentes políticos argentinos. Incluso dentro del Frente para la Victoria hay enorme preocupación porque gane Aníbal Fernández la provincia de Buenos Aires, maneje la justicia, la policía, un presupuesto tremendo. Dicen que Aníbal, además, lo que haría es tratar de buscar un refugio para hacer un ariete contra Scioli, si gana Scioli. Es muy delicado, muy delicado. No ha demostrado, Aníbal Fernández, una vocación, para decirlo suavemente, no ha demostrado una vocación de lucha contra el narcotráfico. Hay otros modos de decirlo. Y el narcotráfico es una de las peores lacras políticas y sociales, y morales, que va a dejar el cristinismo, que lo dejó venir, en algunos casos fue connivente con él, y que ahora está instalado en Argentina y amenaza con multiplicarse. Uno podría preguntarse qué hizo el Estado. Además, este Estado que, supuestamente, es un Estado presente.

-Por lo menos vigilante.

Claro. Un Estado activo. Y bueno, ese Estado fue cómplice y dejó venir al narcotráfico. Esto va a ser uno de los grandes problemas que van a tener para explicar la historia de estos años cuando se vea en perspectiva. Y Aníbal Fernández es un protagonista de este asunto, de este asuntito político.

-Hay una característica que, finalmente, nos une a los periodistas, que es el escepticismo o una mirada escéptica. Pero, pese a ello, te pido una reflexión: cómo será nuestro diciembre. ¿Cómo lo ves?

Yo creo que nosotros tenemos que luchar contra el escepticismo. Yo he pasado por todas las etapas, el escepticismo, la enfermedad de no creer en nada, después haber creído. Nosotros hemos vivido, como periodistas, la trastienda del restaurant. Entonces ya no puedo comer tan ingenuamente, sentados a la mesa, después de conocer la verdad detrás de la política. Pero tenemos la obligación. Si estuviéramos en un país próspero, en Finlandia, en Inglaterra, en Francia, uno podría abandonarse al escepticismo, que es tan confortable y tan literario, hasta melancólico literario. Pero en un país que está acechado por su economía, por la pobreza, por la mentira, por la corrupción, y ahora por el narcotráfico, uno tiene la obligación de dejar el escepticismo profesional y tratar de ayudar a que las cosas cambien. Yo, particularmente, jamás voy a militar en un partido político, pero sí militar en una idea, por lo menos en la idea de que es posible una Argentina republicana, una Argentina de democracia republicana que se parezca un poco a Chile, un poco a Uruguay, que se parezca a los países donde ha crecido la democracia de verdad, donde hay, por lo menos, dos o tres partidos, y hay alternancia, y hay un respeto. Bueno, por lo menos eso.

¿Qué va a pasar en diciembre? El que te lo diga también macanea. Porque depende quién se haga cargo, que tenga para hacer lo que tiene que hacer. Daría la impresión de que, tanto Scioli como Macri, que son los dos que pueden llegar o que tiene más posibilidades de llegar, Massa si querés también, no les va a quedar otra que la realidad. Nosotros vivimos, durante este tiempo, una especie de suspensión de la incredulidad. Es decir, el cristinismo creó una ilusión cerrada, un relato en circuito cerrado, con cifras mentirosas, con anécdotas fantasiosas, con teatralidad ficcional, con un montón de cosas que, cuando se vayan, llega la realidad. Es como que nos vamos a tener que bajar del escenario.

-Se prenden las luces, se va el chocolatinero, y arranca la vida y terminó el cine.

Terminó el cine. Exactamente. Terminó el teatro y salís a la calle verdadera. Y en la calle verdadera te pueden matar, te escupen, te ignoran, no sos un actor con espada sino que sos un pobre diablo, un pobre ciudadano de a pie, como cualquiera de nosotros, y está la vida. Y la vida no está guionada. Y al no estar guionada y entonces creo que se van a caer como una mampostería vieja, por pedazos, un montón de cosas. Y viene la realidad. Y la realidad es que va a haber que arreglar con los hold outs, como sea, de la mejor manera pero hay que arreglarlo, porque si no, no van a venir inversiones. Cuando dice Scioli que necesitamos 30 mil millones de dólares por año, no hay forma si no arreglás con los holdouts y no levantás el cepo. Y si hacés esas dos cosas, bueno, además tenés que relacionarte con la otra parte del mundo, que el cristinismo no quiso relacionarse. Y al hacer eso, hay que modificar el Indec y hacerlo creíble. Es decir, hay una serie de cosas que va a tener que hacer casi cualquiera cuando termine esta obra de teatro en la que vivimos todos falsamente, y algunos confortablemente.

-Algunos más confortablemente que otros.

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