Martín Redrado presentó su libro en La Vereda de Enfrente
-El título dice: “Martín Redrado. Las cuentas pendientes. Desafío en La Argentina pos kirchnerista”. Lo de pos kirchnerista es porque ya está.
Gracias por el intercambio de libros. Para quienes no nos pueden ver, he recibido el libro de Bigote Acosta, La señora Presidenta”. La señora Presidenta no va a estar más el 10 de diciembre. No va a estar más.
-Qué lío con el síndrome de abstinencia.
Quiso tener ese drama de que quiera ejercer el poder desde Calafate. Y eso puede ser un problema. Así que eso es algo también para tener en cuenta de una persona que vive por y para el poder. Pero de eso no vinimos a hablar.
-Pos kirchnerista. ¿Por qué? Los países no se suicidan. Algunos tratan de asesinar, pero por lo tanto, mal que mal, acá hay una continuidad, Constitución, banco, moneda, instituciones. Y allí va a estar el lío.
Sí. Este libro está escrito como un aporte de un ciudadano común, con alguna experiencia, que lo que está mirando es sacar la cabeza del día a día y empezar a proyectarnos un poquito más allá. Yo empiezo el libro con una anécdota. El libro lo llené de anécdotas para hacerlo picante y también para mostrarle al lector cómo se toman decisiones. Porque es un libro que le habla a la sociedad del futuro, pero también a cada uno…
-¿Habla de la entretela?
Sí. Y también de temas individuales para cada uno, porque a través de anécdotas personales, vos ves cómo podés mejorar la toma de decisiones, la gestión. Y te decía que empiezo el libro con una historia. Corría octubre del año 2007, y yo siempre tuve una relación distante pero profesional y buena con el ex presidente Néstor Kirchner, nos veíamos una vez cada quince días o algo por el estilo. Pero ese día me recibe eufórico, se acerca al escritorio presidencial –habitualmente Néstor Kirchner atendía en su mesa de trabajo y habitualmente los funcionarios se acercaban a él-, en este caso se acercó a la puerta eufórico y me dice: “Martín, se vienen una gran etapa en Argentina, vas a ver que Cristina es mucho más estudiosa que yo, el gusta leer”. Mientras vamos caminando le digo: “Bueno, Néstor, Argentina se puso de pie, pero tenemos un país del día a día, es el momento de poder sacar la cabeza y mirar hacia los próximos cinco años, proyectar La Argentina”. Nos sentamos y ya hizo un silencio de treinta segundos que me pareció que se cortaba el aire. Me miró y me dijo: “Martín, un buen día a día hace un buen largo plazo”. Y de ahí parto en el libro, porque yo no estoy convencido que un buen día a día haga un buen largo plazo.
Yo lo traslado a la vida diaria. Cuando vos estás eligiendo la escuela de tu hijo o mi caso ahora, este año, que me tocó con mi hijo mayor elegir la universidad, charlar sobre la carrera. Uno no lo hace pensando en mañana, viernes, lo hace pensando en el mundo que viene, en el país que vienen. Entonces, esta es el desafío que le propongo a los argentinos más allá del 10 de diciembre. Veo una oportunidad, veo que La Argentina tiene una oportunidad de construir un país integrado, largo plazo con una visión estratégica. Y quiero hacer ese aporte, para nosotros como sociedad y a cada uno individualmente.
-Sobre esto, la pregunta, más que obvia pero necesaria, es: si estamos hablando de una era pos kirchnerista, estamos fuera de Scioli.
No quiero meterlo en la coyuntura electoral. Yo creo que viene una etapa distinta. Y ojalá los argentinos sepamos elegir bien. Me salgo de lo que ocurra el 25 de octubre, que es muy importante y esa decisión depende de cada uno de los argentinos, pero se viene una etapa en donde, si querés meterte en la coyuntura, el Congreso…
-No es tanto por coyuntura…
Pero, por ejemplo, el Congreso. Vamos a tener un muy buen diputado, como Ale Grandinetti. La Argentina que viene va a necesitar un Congreso donde nadie va a tener mayoría. Es decir, se termina una etapa donde el autoritarismo, el “me llevo todo por delante”. Veremos si, quien está en la presidencia, tiene los equipos, la capacidad de gestión, para desarmar todos los nudos –por no decir otra cosa- que nos deja el gobierno. Pero se viene una etapa distinta, donde yo veo que el Congreso va a tener un rol donde se va a necesitar mucho diálogo, porque nadie va a poder decir: “yo soy el dueño de la verdad” o a libro cerrado.
-Hay dos o tres preguntas específicas para una de tus miradas más clara, que es sobre la economía. Sin darte nombres, pero casi que los podés adivinar, personas con muchísima importancia desde el 11 de diciembre, dicen: “la provincia de Santa Fe va a tener 99 meses de ajuste inevitable, porque la Nación viene debiendo, la nación va a tener problemas, y Santa Fe no se va a poder escapar de los problemas”. ¿Qué problemas puede tener para que se piense en el 2016 en ajuste?
Yo lo que planteo, justamente, como una salida superadora, también en este libro –le agradezco a Roberto Lavagna que lo haya prologado-, estoy convencido que la salida es la inversión. La salida no es el ajuste.
-En el territorio provincial se viene el ajuste, no porque quieren ajustar, sino porque vienen vacas flacas.
Bueno, pero lo que hay que hacer es, por ejemplo, yo quiero un presidente que el 10 de diciembre elimine las retenciones a todos los productos agropecuarios; yo quiero un presidente que esté generando incentivos.
-El total de la soja, falta envido.
Con la soja necesitás un tratamiento especial. De ir graduándolo a cuenta. Mi postura es de tomarlo a cuenta, como parte de pago del impuesto a las ganancias. ¿Qué nos deja doce años de kirchnerismo? Son diez millones de pobres y, aproximadamente, uno de cada tres argentinos está en la informalidad. La lucha contra la pobreza y la formalización del empleo, que el laburante tenga cobertura social, pueda mandar sus hijos a la escuela, pueda tomarse vacaciones dignas, es una tarea de todos. Y por lo tanto, generar incentivos impositivos para poder blanquear buena parte de la economía que no lo está, y por eso el incentivo…
-¿Seguimos con el 40 en negro?
Sí, un 35 o 40 que está en negro.
-Están afuera de todo.
Exactamente. Afuera de total cobertura, chicos que puedan tener una escuela digna, un laburo que les permita llevar una comida digna a su casa. Por lo tanto, lo que digo es que la salida es, sobre todo en el corto plazo, encontrar los muchos dólares que hay en Argentina y en el mundo.
-Vamos a un escenario. Los candidatos a presidente son tres: Scioli, que vos crees diplomático pero para mí es la continuidad, el compañero Sergio Massa y el compañero Macri. Es la primera vez que, básicamente, provincia de Buenos Aires y Capital toma el poder de modo claro. Cualquiera que gane, el poder está allí. Pero hay un par de circunstancia que los hacen diferentes. Si el que se enfrenta con Scioli es Macri, hay un vuelco del peronismo para este lado y el que vota a Macri tienen culpa; si el ballotage es Scioli Y Massa, el peronista no tiene más culpa. Cualquiera de los dos lados que vote, vota peronismo. Con lo cual, resultaría divertido que el ballotage sea Scioli y Massa. Yo, es muy difícil que lo vote a Scioli, pese a que soy peruca. Pero me sacaría la culpa que esté en Scioli y Massa, podría votar tranquilo a Massa.
Dejame hacer un paréntesis ahí. Sergio tiene una visión muy federal. Y la prueba está en que su vicepresidente es del norte argentina, de Salta. Y también es un salteño nuevo, como lo es Ale Grandinetti. Necesitamos muchos Grandinetti, muchos Sáenz. Fíjate que Sergio, en el NOA está muy cerca de Scioli en las encuestas. Con lo cual, digo, no te pienses que por ser bonaerense tiene una visión del conurbano, del Tigre, sino que es una visión bien federal. De hecho, Sergio ha estado en Salta, en este momento está en Corrientes, mañana está en Neuquén. Así que el hecho de haber nacido en un lugar no significa que uno no tenga una visión integral del país.
-De cualquier modo, fíjate que en la política argentina hay una especie de historia: los de un sitio elige el contrapeso de otro. Vos me estás hablando de un contrapeso de alguien que vendría a ser interior profundo.
No contrapeso, es una suma.
-Está bien, buena corrección. Pero lo cierto es esto: los Kirchner dejan un vacío muy grande en cuanto a autoritarismo. Fenómeno. Pero también nos dejan un síndrome que es el hiperpresidencialismo. Yo no sé hasta qué punto, vos estás hablando del Parlamento, y parlamentar es la base. Hay países que las burocracias los salvan porque los Parlamentos están discutiendo seis, ocho o diez meses, y las cosas siguen funcionando. Pero yo no sé hasta qué punto acá el hiperpresidencialismo se va a ver reducido como para que el Parlamento mande.
Hay leyes fundamentales que tenés que mandar al Congreso que no se puedan votar a libro cerrado. Por ejemplo, el presupuesto nacional. Eso lo tenés que mandar al Congreso.
-Alto ahí. De los 19 diputados nacionales de la provincia de Santa Fe, ninguno de la oposición pudo hacer algo. Y los del oficialismo, no sólo que no hicieron nada, votaron contra la provincia de Santa Fe, porque los dineros que vienen a Santa Fe para obras públicas es 0.5. Nada. Entonces hay que ser muy cabrón para no defender el territorio. El Parlamento ese no es bueno.
El Parlamento ese no es bueno porque el kirchnerismo tiene mayoría y tenés el 54% que ganaron en el 2011. Ni por las tapas el candidato k va a llegar al 54%. Es decir, hoy estamos renovando. Pensemos que vamos a estar renovando la Cámara que se eligió en el 2011. Por lo cual va a perder, el kirchnerismo duro no va a poder acceder a eso de que todo levanten la mano y tiene 129 diputados para aprobar a libro cerrado. Va a tener, quiera o no quiera, que sentarse para lograr la mayoría que, lamentablemente para ellos, no van a tener.
-Voy a entregar a un amigo, que es Alejandro, y te voy a contar una conversación privada que, en algún momento tuvo Alejandro, no conmigo. Alejandro no quiso que el compañero Buzzi lo acompañara en nada. Es más, amenazó con irse si se lo ponían a Buzzi para algo. Y me pareció importante, porque yo siempre desconfié de Buzzi por otra razón. Y hoy le tendría que colgar medallas a Grandinetti. Es un olfateador de lo que hay que hacer tu compinche.
Sin dudas. Bueno, quizás haya que ser periodista para tener una visión más cercana de lo que es la realidad de la provincia de Santa Fe, de lo que necesitan los santafesinos, y de poder darle respuestas rápidas. Yo lo veo a Alejandro, recién veníamos caminando por la calle, la gente se acerca con mucho afecto. Y le decía, sinceramente, necesitamos muchos Alejandro Grandinetti en la política argentina, para poder darle una nueva impronta. Y también mostrar que la gente que llega a la política, lo hace desde exitosas carreras profesionales. Él no necesita la política. Y es lo que tenemos en muchos cuando uno ve intendentes que hace 24 años que están en un lugar. Vos los sacás de eso, le decía “usted en el sector privado, ¿se puede ganar la vida?”. Y no, y por eso viven enquistados ahí, porque no tienen otro modo de vida. Por lo cual, esta renovación, aire fresco que plantea Alejandro, es sumamente entusiasmante para, como digo en mi libro, las cuentas pendientes que le quedan a Argentina. Una nueva visión de la clase dirigente.
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