Por Raúl Bigote Acosta
Nota de opinión publicada en diario La Capital el día miércoles 29 de julio
Me gusta cómo canta Poveda. Creo (ay, los gustos son tan particulares) que es el mejor "cantaor" vivo. Detrás de Camarón y del viejo Morente.
En uno de sus últimos trabajos, Miguel Poveda canta un poema de Jaime Gil de Biedma. Es en el mismo álbum en el que canta a Borges ("la lluvia, la lluvia es una cosa que, sin duda, sucede en el pasado").
Hace tiempo que un poeta no me conmueve como Biedma. "No volveré a ser joven. Que la vida iba en serio / uno lo empieza a comprender más tarde/ como todos los jóvenes, yo vine / a llevarme la vida por delante. / Dejar huella quería / y marcharme entre aplausos / envejecer, morir, eran tan sólo / las dimensiones del teatro. / Pero ha pasado el tiempo / y la verdad desagradable asoma: / envejecer, morir, / es el único argumento de la obra".
Byung Chul Hann, el coreano de "La sociedad del cansancio", nene mimado de Alemania pensante, plantea un escepticismo inatajable sobre la libertad. Tal cual Biedma nos dice que se da cuenta de que todo el libreto es envejecer y morir (en rigor repite la advertencia, en este caso de un modo así: poético) el filosofo que considera el dopaje una demostración de productividad al mango sostiene: "No se exige transparencia sobre los procesos políticos de decisión por los que no se interesa ningún consumidor (…) el imperativo de la transparencia sirve para desnudar a los políticos (…) presupone un espectador que se escandaliza (…) la sociedad de la transparencia funda una democracia de espectadores…".
Podemos discutir al coreano, pero debemos enfrentarnos con la realidad que indica. Espectadores. Pero mete más adentro su bisturí, despiadado sobre el neo liberalismo al que sostiene que vamos, llegamos y servirá para la definitiva dependencia, que no advertimos.
"Hubo una época en la que se creía que había que enfrentar al estado como una instancia de dominación, que arrebataba información a los ciudadanos contra su voluntad. Hace mucho que esa época quedó atrás. Hoy nos ponemos al desnudo sin ningún tipo de coacción ni de prescripción" (aquí Byung repite a Sygmunt Baumann, cuando sostiene que nos desnudamos en Facebook sin miramientos). Byung sigue: "Subimos a la red todo tipo de datos e informaciones sin saber quién, ni qué, ni cuándo, ni en qué lugar se sabe de nosotros". Es interesante que demuestre la inocente entrega que hacemos de nuestra independencia con las preguntas básicas del periodismo, de la crónica periodística.
Byung se torna implacable sobre nuestra libertad y nuestra mansedumbre. Nada nuevo nos dice, pero lo pone en foco: "Nos dirigimos hacia la época de la sicopolítica digital. Avanza desde una vigilancia pasiva a un control activo. Afecta a la misma voluntad "libre". El Big Data es un instrumento sicopolítico muy eficiente (…) se trata de un conocimiento de dominación que permite intervenir en la "psiqué" y condicionarla a un nivel pre reflexivo". Opera sobre nuestra articulación de reflejos y conductas básicas. Eso dice.
"El Big Data permite hacer pronósticos sobre el comportamiento humano. De este modo el futuro se vuelve predecible y controlable. La sicopolítica digital transforma la negatividad de la decisión personal en la positividad: es un estado de cosas. La persona se positiviza en cosa. Cuantificable. Mensurable. Controlable. Ninguna cosa es libre. Una cosa es más transparente que una persona. Ya en el nudo nos pone contra la pared: "Todo dispositivo, toda técnica de dominación genera objetos de devoción. El Smart Phone es un objeto digital de devoción (…) funciona como el rosario que es, en su manejo, una especie de móvil (…) el me gusta de Facebook es un amen digital. Cuando hacemos click en el me gusta nos sometemos a un entramado de dominación (…) el Smart Phone es un aparato de vigilancia y un confesionario móvil…".
Ventajas de la mesa de luz multipropósito. Allí los dos libros.
Para que me digan de la dominación y la finitud vuelvo a Gil de Biedma: "Los aparecidos. Fue esta mañana misma / en mitad de la calle. / Yo esperaba con los demás, al borde de la señal de cruce / y de pronto he sentido como un roce ligero / como casi una súplica en la manga. / Luego, mientras atravesaba, la visión de unos ojos exhalados/ yo no sé desde qué vacío doloroso / ocurre que esto sucede / demasiado a menudo. / Y sin embargo el menos en algunos de nosotros / queda una estela de malestar furtivo / un cierto sentimiento de culpabilidad (…). No sé cómo explicarlo, es / lo mismo que si todo / lo mismo que si el mundo alrededor / estuviese parado / pero continuase en movimiento / cínicamente, como / si nada, como si nada fuese verdad / Cada aparición / que pasa, cada cuerpo en pena / no anuncia muerte, dice que la muerte estaba / ya entre nosotros sin saberlo / vienen de allá, del otro lado del fondo sulfuroso / de las sordas minas del hambre y de la multitud / y ni siquiera saben quiénes son / desenterrados vivos".
Tendríamos que avisarle a Byung Chul Han, espadachín de la sicopolítica, el arma de dominación del neoliberalismo. Todo lo que acumula el Big Data es esto: "Es / lo mismo que si todo / lo mismo que si el mundo alrededor / estuviese parado / pero continuase en movimiento / cínicamente, como / si nada, como si nada fuese verdad…".
Prefiero la poesía para insistir que somos dependientes. Y Poveda, que ahora canta: "Fui como una lluvia de cenizas y fatiga"…
No hay comentarios. :
Publicar un comentario