Es evidente que el socialismo mantiene un conflicto con el poder. El que ejerce, el que lo sostiene. Como dicen los politólogos: “las articulaciones del poder” crujen.
El socialismo se sostiene (hoy) en el Poder Ejecutivo. La provincia y la municipalidad de Rosario le pertenecen. Administra. No le pertenecen los Poderes Legislativos. Allí aparece a la luz un conflicto de doble entrada. Son minoría. No saben (bien) cómo ejercer la relación entre un Ejecutivo y un Legislativo. La lógica entre poderes es difícil siempre.
En Rosario hay tropiezos. Comisiones investigadoras y cuestionamientos en el Concejo Deliberante son materia del año electoral, claro, pero dejan huellas.
En la provincia es el peronismo kirchnerista el que mantiene el noviazgo. Un equilibrio inestable los obliga a bailar semana a semana, mes a mes, con dos peronismos, un Pro Federal y sus socios radicales, díscolos y territoriales. No parece sencillo. Pocas personas entienden el juego del poder.
No le pertenece el Poder Judicial donde al entrar a saco “el grupo Superti”, organizado por el reputado profesor, hubo tormentas. Cuidado, la tercerización siempre complica. Muchos de los intelectuales quejosos, ahora enojados con el socialismo, tuvieron su lugar en la política partidaria con boleto socialista. Fracasaron. Hoy critican a quienes los metieron por la puerta grande sin sacrificios militantes. Indignan.
La relación con el brazo ejecutor del Poder Ejecutivo no se ejecutó y la falta de ejecutividad complicó a todo el poder ejecutivo de modo infinito; ¿Se entiende? Después de 5, 6 años recién adviertieron que la policía es de ellos. Desde el 2007 en la provincia de Santa Fe la policía es socialista; ¿Se entiende?
Legisladores que se sonrojan, pese a sus años, y no quieren hablar del tema. Acostumbrados al facilismo del opositor que ladra a la luna, complica el alma ejercer de mayoría. La mayoría trae obligaciones ineludibles. Ni se critica ni se relata: se administra. Comienzan a entenderlo.
En el 1983 no tenían representación en el municipio de Rosario. Apenas 30 años después gobiernan la ciudad y la provincia. La acromegalia política entumece el brazo y, de hecho, entumece el habla. Hay socialistas que quieren hablar con las palabras y los gestos de 1980. Atrasan. Molestan en el siglo XXI.
El ejemplo que recibieron los socialistas en la provincia fue del peronismo, del peronismo santafesino de su jefe por 20 años, Reutemann y de su sombra poluta: Obeid. No fue perfecto. Recordemos: Reutemann era superior a cualquier organización peronista. Hay muchas similitudes con Binner. Muchas. Ya las consignaremos.
En la ciudad de Rosario crecieron en el pos usandizaguismo. Recibieron el fastidio de una ciudad que no se resignaba al liderazgo perdido.
Básicamente el socialismo no entiende que el poder encierra el pecado. Corrección: lo entienden y se afligen. Deben pecar. Decidir es un pecado. Una culpa. Esta escuela o aquella cloaca. Este ministerio tendrá menos dinero que antes y aquel hospital no podrá resolverse este año. No terminan de asimilar que el poder es injusto. El socialismo tiene líos intestinos con los reclamos. Conservan tripas de estudiantina. Y sus caprichitos.
La mayor contradicción con el poder, la articulación que más cruje es la existencia extrapartidaria de Hermes Binner. El socialismo no asimila que tiene un jefe, que ésa jefatura los trasciende y que ése jefe es Binner. La trascendencia de Binner más allá de los límites de Rosario y de la provincia complica “el Dogma Socialista”. No es más un movimiento estudiantil. Más de quinientas fotos una tarde en la Feria del Libro. ¡Con Binner! …algo pasa.
A Binner lo llaman gremialistas de duro corazón peronista, economistas de frondosa billetera liberal y políticos francamente enfangados. La foto purifica, suponen.
Binner es el 18% del poder político del país con o sin Bonfatti, Lifschitz o Fein. Seamos crueles. No es el socialismo original, es otra cosa mas inexplicable. Si los números de octubre no se alteran será, al menos, el 20-25% de la voluntad popular de cambio en Argentina. Hum.
Llaman los científicos, los economistas, los arribistas, los encuestólogos, los exitistas, los ilusionistas, los exhibicionistas, los analistas, los periodistas, los precavidos y los asustadizos. El 25% de la torta en un tipo que vive en la misma casa y no pesa el dinero ni lo lleva en valijas. Doble hum.
Un socialismo cree que Binner es el mismo muchacho que manejaba el Gestetner en el APRI en el 1960. Que el gobierno se puede conversar entre cuatro y entre cuatro paredes. Otro socialismo está adecuandose. Triple hum.
Los medios nacionales tergiversan a un líder del interior. Quieren mostrar su poder y averiguar qué poder tiene el insultado. El susto define dependencia. A los jefes editoriales Binner los confunde.
El peronismo lo quiere ejecutivo. El Radicalismo le pide lealtades partidarias. Los socialistas son pocos con una idea fenomenal. Ay. Ay. Ay. No entienden que ya no son una idea, son un líder. Diferente, claro, es Binner. Hay grandes confundidos en el socialismo. Algunos retardatarios. Otros envidiosos. Viejos que son niños.
El ejercicio del poder político tiene componentes que ruborizan y otros que por obvios se olvidan. Já. Bienvenidos a la realidad. El socialismo diariamente se baña en la realidad. Duele. Esquivan la jeringa. Ejemplo: Tognoli fue jefe policial del socialismo.Para ejercer el poder se necesita la conexión con el jefe día a día. Binner es el jefe y es un atípico. Si hubiesen leído a Perón y los ladrillos (no los dichos del monigote escénico: Moreno) tendrían la solución. Los socialistas para crecer deberán taparse la nariz. Algunos no quieren. Otros no saben. Crisis de crecimiento. Crecer o vegetar. En oktubre del 2013. Ahora
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