Dónde están los swingers. En todas partes. No es tan solo una cuestión de relaciones. En todos los ámbitos el modo swingers avanza. La sociedad lo acepta. La familia, la de la tradición judeo cristiana, aquella que viene desde el derecho romano, está en quiebra. El amor filial es otro. El afecto social se transformó. Queda un clásico: el amor por la camiseta de fútbol y algunos tangos reivindicando el amor de madre (hay una sola).
El peronismo define, desde 1945, la política nacional. Ayer en el peronismo más liberal, después en el duhaldismo más provinciano (provincia de Buenos Aires) y hoy en el más duro perfil kirchnerista, más duro que la propia patria montonera y sus versos porfiados. Los peronistas cambian mucho. El mundo del intercambio como llave para crecer y ser más fuertes ha llegado a la política. Es el peronismo quien marca el ritmo. El mundo swinger nos atrapó. Ni bueno ni malo. Es así. Nada mas.
Trata, típicamente, las actividades de intercambio. Fenómeno swinger: una pareja, la que sea, se involucra con otra pareja o un individuo soltero. El sexo en estas ocasiones se denomina juego. El swinger parte de reconocer las ganas de hacerlo. Argumento: de ése modo mejorarán las relaciones. El fenómeno (o al menos su discusión) puede ser visto como parte de una revolución (apertura) sexual. Tendrá (tiene) su incidencia en la sociedad de las décadas siguientes. Estos actos no son nuevos. Es nuevo que sean a la luz del día. Con acuerdo social. Hoy se aceptan. Del mismo modo que se acepta el fin de los partidos políticos y la presencia de los frentes. Fidelidades grupales y temporales. Eduardo Lorenzo, Borocotó, fue (es) un héroe swinger.
Sobre 1970 se conocen los clubes swinger. En la mayoría de las grandes ciudades existe al menos un club. Guardan un perfil bajo para evitar la atención negativa. Los intercambios se efectúan a través de revistas, anuncios personales, fiestas caseras (de intercambio) y por las diversas redes. En Rosario hay bares, hoteles, sitios de encuentro. No hay delito ni pecado en los swingers, apenas prudencia. La sociedad ha cambiado pero la doble moral aún juega su papel. El número de parejas va en aumento.
Los propulsores sostienen que alivia la hipocresía y ayuda a fortalecer los vínculos a partir de una nueva honestidad en las relaciones. No aparece de casualidad. No está forzado por modas extremas o de avanzada. Llega por decantación de una sociedad que ya ha experimentado el fenómeno del poliamor, de la cara descubierta, del desenfado, de los lazos lábiles y el toco y me voy. Estamos en el posmodernismo occidental. Murieron las fidelidades, la que sobrevive es ser fiel a si mismo, al equilibrio interno, a las prioridades.
El estudio de las prioridades, la difusión de culturas que lo aceptaban, el análisis de lo verdaderamente trascendente para el hombre incorporó lo suyo. Qué es importante y qué rango tienen los comportamientos sociales. Los jóvenes y sus mecanismos de relación aportan. El tema se instaló hace tiempo en las relaciones. La diversidad y lo escueto del diálogo (en las relaciones). El mecanismo de las redes sociales, que tanto despojan de inflexiones como de intimidad a las mencionadas relaciones trajo, finalmente, un modo diferente de la conversación, del mutuo conocimiento, de las prioridades, de lo fundamental y lo superfluo. De lo perenne. El propio bienestar aparenta ser, hoy, lo prioritario. Otra vez se advierte. Ni bien ni mal. Real. El individuo por sobre la sociedad. El sexo, cabe recordarlo, también es un lenguaje. Hoy te amo en 140 caracteres. Chau.
La política social del fin del siglo XX y el que transcurrimos, el XXI, no baja un mensaje conservador. Aquel esquema bipolar, la guerra fría, Oriente y Occidente, las fórmulas sociales establecidas, las promesas, el cuadro de filiaciones y raíces se alteró. Se alteró definitivamente. Se comercia con países esclavistas y se vende el pan desde sitios con hambruna.
El ritual de trabajar y jubilarse, al final de la vida denominada útil, con el mismo trabajo y en la misma empresa ha desaparecido. Hay una tremenda precariedad laboral y una importante precariedad empresarial. El clásico de las exageraciones, un ingeniero trabajando de chófer de taxis, ya no asombra. En un mundo precarizado conservar el equilibrio aparenta básico. Parece lógico. Necesariamente deseado. El estilo swinger se oferta como el blanqueo de las ganas.
Nadie, en el siglo XX, daba fecha cierta para la actualización en la relación de géneros, de familia, de igualdad ante la ley que a poco se impuso. La sociedad aceptó todas las conquistas que fueron lucha por décadas, en muchos casos por siglos. Los derechos de los niños, de los ancianos, de las mujeres, de los huérfanos, de los que tienen capacidades diferentes son conquistas irrenunciables. Todos somos iguales. Yo hago mi vida.
En ese texto mundial se inscribe el fenómeno swinger. Honesto. Transparente. Relacionémonos ampliamente. Seamos mas sanos. Un mensaje distinto al obsceno que ofertan líderes religiosos que terminan condenados por violación de menores. Oradores espirituales que roban el dinero de las limosnas. Defensores de la democracia que ejecutan arbitrariedades personales. El swinger no miente.
No hay paredes ni privacidades realmente secretas. Es evidente que está conformándose otra sociedad, una nueva formulación cada días mas lejana de la que nos diera origen, la del siglo IXX y su traslado al siglo XX. En esta conformación del siglo XXI el fenómeno swinger es viable. Pertenece. El peronismo lo entendió perfectamente. Hay una secuencia. Después del peronismo llegarán los demás. Falta poco. Nada. Las elecciones de 2013 (quizás).
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