La seguridad mas profunda, sin posibilidad de probanza ante el juez, es uno de los elementos que atraviesa la sociedad.
Argentinos de todo tipo tienen íntimas convicciones que no pueden poner en letra negra sobre el fondo blanco de un papel.
El referee que entrega al equipo es la mas clásica. Los equipos que pierden los partidos que los clasificarían y no logran explicarlo. La tribuna está convencida de lo que pasó. Sabe de la amistad de fulanito con perenganito y los contratos de mengano, que es el mismo que contrata a zutano. Total, absoluta, íntimamente convencido. Quejándose en la tribuna.
El inspector municipal que tiene un comportamiento alegre con vendedores ambulantes truchos, que no deambulan sino que arman una verdadera tienda fija de novedades ilegales, sin papeles, sin IVA, sin boleta pero seguramente con coima municipal. Se tiene la íntima convicción de los 100 pesos diarios por cada uno de los 20 kioscos ilegales que vuelan de un bolsillo a otro cada día. El jefe recolector suele estar cerca de la plaza Santa Rosa y/o Sarmiento. Suele. Se cree. Tal vez. Con él se arregla la existencia. Hay un kiosco a 30 metros de una panadería tradicional. Tortas fritas, pan criollo y pan con chicharrón a destajo sin bromatología. Sin boleta. Son pobres, de algo tienen que vivir. Si. Y los que pagan impuestos que. No se. Íntima convicción que todo se transforma, pero que la coima es un árbol de hojas perennes. Como las tortas fritas de calle San Luis. Como los chipacitos de la Peatonal.
Cualquiera sabe que el tabaco trae cáncer y todos aceptan que no se combate el cáncer cerrando los kioscos que venden tabaco. Con otras drogas igual. Cerrar un kiosco deja libre el tabaco y el cáncer. La íntima convicción que no se quiere combatir a fondo el cáncer u otras adicciones. Los kioscos son el final de la cadena.
El político que no se fundió ni quebró, sino que cambió de casa, de auto, de colegio de los chicos, de tarjeta de crédito, de lugar de veraneo, de capacidad de cuenta bancaria, de mujer y de amante, al igual que el líder gremial que se acomoda el pelo a la moda y juega con lulú y su champán es fácil de ver. Cualquiera lo ve. La historia, según la vecina, alcanza para amargarse. La convicción no alcanza. Suele convertirse en una amarga carga que se lleva en la solapa. La negra flor de tener la razón y que le disparen, como al luto. Los jueces dicen: no ha lugar. Denuncia archivada. Del dirigente gremial y de los presidentes o presidentas.
Argentina está atravesada por íntimas convicciones que lentamente encallecen. Flor de un día, espinas toda la vida. Los abogados que esperan a los accidentados han sido motivo de película, pero no de fumigación. Pululan como las moscas del verano sobre la carne que quedó en la mesa después del asado. Impunemente. Al sol. Pregunta: es eso el libre ejercicio del derecho. Íntimamente convencido que no.
La soja es algo más que un yuyo; los que hacen del glifosato la carne de Hiroshima o Chernobyl, apoyan a los K. El régimen de los Luises de CFK se basa en el crecimiento del monocultivo. Si fuesen creyentes rezarían, los chicos K, para que termine el fenómeno de la corriente del Niño y sean, nomás, 60 mil las toneladas que salven la economía del 2013 y las elecciones. Poroto. Urea. Glifosato. Monsanto. Hoy la soja es la contradicción política mas importante. Cuando la presidente dijo “yuyito” apareció el fallido del alma. La odian a la soja, pero la necesitan. Se sabe que es así.
Sólo la tolerancia cero salvaría, tal vez salvaría, tal vez, a una sociedad atravesada por la droga, la incontinencia del corrupto y la ignorancia como programa de enseñanza. Castigo a los culpables. Parece simple. Misterio de la naturaleza humana. Convicciones íntimas que no pueden ejecutarse colectivamente.
Tiene mi firma el texto que sigue. “Policías corruptos mezclados con políticos de igual característica. Jueces que entienden del soborno por ser antiguos practicantes. Ladrones y asesinos que tienen palenque donde rascarse. Prostitución. Juegos clandestinos. Lupanares donde se encuentran. Crash. Pum. Patapúfete. Algo cambió. El kiosco de droga, el mayorista, los carteles, las bandas, una organización comercial de llegada de materia prima, producción, distribución, comercialización y venta que definen como perfecta. La protección policial local, nacional e internacional. La espalda judicial. La asociación con países enteros, al menos con sus administraciones. Columnas de la justicia y del ejército como engranajes de una rigurosa y perfecta relojería universal.
La prostitución infantil, las redes de prostitución infantil. La violación, el maltrato y la explotación también son mundiales. Rosario está expuesta y contaminada. La provincia de Santa Fe está inserta en el mundo. Debido al inframundo de los dos negocios podemos ensayar un adiós al viejo cuadro de policías, ladrones, jueces, quinieleros y madamas. Todos juntos en el lupanar. Eso fue/es la ópera de cuatro cuartos, de Bertold Brecht. En el siglo XXI es otro el delito y debe ser otro el modo de atacarlo”
Desde el 11 de diciembre de 2007 el socialismo es el dueño político de la policía. De victimizarse, como estrategia estudiantil eterna, pasaron a dirigirla. Inmediatamente la privatizaron, la tercerizaron, la enajenaron. Teóricos de pacotilla a cargo de la fuerza que atacariola un negocio mundial. En el 2007 no tuvieron cuadros que conociesen el tema. Llegaron al gobierno sin saber de que se trataba. Salta a la vista. Nadie los cree corruptos, la íntima convicción de su ignorancia nos acompañó.
Es difícil creer que el subjefe no sabía que hacía su jefe. Es más difícil creer que los choferes del jefe y del subjefe no sabían que hacían sus jefes. Es mas difícil, dificilísimo de creer que los subordinados mas cercanos nada sabían, y los amigos, y las amantes (de existir) y los profesionales entongados, los vecinos, los antiguos compañeros. Se tiene la íntima convicción que no es una golondrina quien certifica el estío y que, siguiendo con la metáfora: pájaros del mismo plumaje vuelan en bandadas. Finalmente una pregunta definitiva: quien es el jefe/jefe. La droga es de escala mundial. Que pasa en Argentina.
Funcionarios que se fueron hace pocos meses dicen que algo está mal. Che, estuvieron dentro y nada vieron. El que participa pertenece dice el viejo dogma sicoanalítico. Pertenecieron. Participaron. Fallaron. Además son desagradecidos, pero ese es otro tema.
El radical peronismo no puede hablar sin explicar su pasado. Desde los expedientes robados en Tribunales durante el reinado de Héctor Cerruti y hacia acá el radical peronismo baila una polca rara, como si el narcotráfico fuese la fiesta de quince de la nena del vecino. Jueces y jueces nombrados por “la coordinadora”. Tolerancia infinita del peronismo. Anécdotas de caja que incriminan a ministros y secretarios.
Sobre drogas y narcotráfico existe la íntima convicción que todos saben algo, que sabemos algo. El silencio puede ser salud personal, pero es evidente que es una peste para la sociedad. Para la sociedad argentina. Hay un país silencioso íntimamente convencido.
Argentinos de todo tipo tienen íntimas convicciones que no pueden poner en letra negra sobre el fondo blanco de un papel.
El referee que entrega al equipo es la mas clásica. Los equipos que pierden los partidos que los clasificarían y no logran explicarlo. La tribuna está convencida de lo que pasó. Sabe de la amistad de fulanito con perenganito y los contratos de mengano, que es el mismo que contrata a zutano. Total, absoluta, íntimamente convencido. Quejándose en la tribuna.
El inspector municipal que tiene un comportamiento alegre con vendedores ambulantes truchos, que no deambulan sino que arman una verdadera tienda fija de novedades ilegales, sin papeles, sin IVA, sin boleta pero seguramente con coima municipal. Se tiene la íntima convicción de los 100 pesos diarios por cada uno de los 20 kioscos ilegales que vuelan de un bolsillo a otro cada día. El jefe recolector suele estar cerca de la plaza Santa Rosa y/o Sarmiento. Suele. Se cree. Tal vez. Con él se arregla la existencia. Hay un kiosco a 30 metros de una panadería tradicional. Tortas fritas, pan criollo y pan con chicharrón a destajo sin bromatología. Sin boleta. Son pobres, de algo tienen que vivir. Si. Y los que pagan impuestos que. No se. Íntima convicción que todo se transforma, pero que la coima es un árbol de hojas perennes. Como las tortas fritas de calle San Luis. Como los chipacitos de la Peatonal.
Cualquiera sabe que el tabaco trae cáncer y todos aceptan que no se combate el cáncer cerrando los kioscos que venden tabaco. Con otras drogas igual. Cerrar un kiosco deja libre el tabaco y el cáncer. La íntima convicción que no se quiere combatir a fondo el cáncer u otras adicciones. Los kioscos son el final de la cadena.
El político que no se fundió ni quebró, sino que cambió de casa, de auto, de colegio de los chicos, de tarjeta de crédito, de lugar de veraneo, de capacidad de cuenta bancaria, de mujer y de amante, al igual que el líder gremial que se acomoda el pelo a la moda y juega con lulú y su champán es fácil de ver. Cualquiera lo ve. La historia, según la vecina, alcanza para amargarse. La convicción no alcanza. Suele convertirse en una amarga carga que se lleva en la solapa. La negra flor de tener la razón y que le disparen, como al luto. Los jueces dicen: no ha lugar. Denuncia archivada. Del dirigente gremial y de los presidentes o presidentas.
Argentina está atravesada por íntimas convicciones que lentamente encallecen. Flor de un día, espinas toda la vida. Los abogados que esperan a los accidentados han sido motivo de película, pero no de fumigación. Pululan como las moscas del verano sobre la carne que quedó en la mesa después del asado. Impunemente. Al sol. Pregunta: es eso el libre ejercicio del derecho. Íntimamente convencido que no.
La soja es algo más que un yuyo; los que hacen del glifosato la carne de Hiroshima o Chernobyl, apoyan a los K. El régimen de los Luises de CFK se basa en el crecimiento del monocultivo. Si fuesen creyentes rezarían, los chicos K, para que termine el fenómeno de la corriente del Niño y sean, nomás, 60 mil las toneladas que salven la economía del 2013 y las elecciones. Poroto. Urea. Glifosato. Monsanto. Hoy la soja es la contradicción política mas importante. Cuando la presidente dijo “yuyito” apareció el fallido del alma. La odian a la soja, pero la necesitan. Se sabe que es así.
Sólo la tolerancia cero salvaría, tal vez salvaría, tal vez, a una sociedad atravesada por la droga, la incontinencia del corrupto y la ignorancia como programa de enseñanza. Castigo a los culpables. Parece simple. Misterio de la naturaleza humana. Convicciones íntimas que no pueden ejecutarse colectivamente.
Tiene mi firma el texto que sigue. “Policías corruptos mezclados con políticos de igual característica. Jueces que entienden del soborno por ser antiguos practicantes. Ladrones y asesinos que tienen palenque donde rascarse. Prostitución. Juegos clandestinos. Lupanares donde se encuentran. Crash. Pum. Patapúfete. Algo cambió. El kiosco de droga, el mayorista, los carteles, las bandas, una organización comercial de llegada de materia prima, producción, distribución, comercialización y venta que definen como perfecta. La protección policial local, nacional e internacional. La espalda judicial. La asociación con países enteros, al menos con sus administraciones. Columnas de la justicia y del ejército como engranajes de una rigurosa y perfecta relojería universal.
La prostitución infantil, las redes de prostitución infantil. La violación, el maltrato y la explotación también son mundiales. Rosario está expuesta y contaminada. La provincia de Santa Fe está inserta en el mundo. Debido al inframundo de los dos negocios podemos ensayar un adiós al viejo cuadro de policías, ladrones, jueces, quinieleros y madamas. Todos juntos en el lupanar. Eso fue/es la ópera de cuatro cuartos, de Bertold Brecht. En el siglo XXI es otro el delito y debe ser otro el modo de atacarlo”
Desde el 11 de diciembre de 2007 el socialismo es el dueño político de la policía. De victimizarse, como estrategia estudiantil eterna, pasaron a dirigirla. Inmediatamente la privatizaron, la tercerizaron, la enajenaron. Teóricos de pacotilla a cargo de la fuerza que atacariola un negocio mundial. En el 2007 no tuvieron cuadros que conociesen el tema. Llegaron al gobierno sin saber de que se trataba. Salta a la vista. Nadie los cree corruptos, la íntima convicción de su ignorancia nos acompañó.
Es difícil creer que el subjefe no sabía que hacía su jefe. Es más difícil creer que los choferes del jefe y del subjefe no sabían que hacían sus jefes. Es mas difícil, dificilísimo de creer que los subordinados mas cercanos nada sabían, y los amigos, y las amantes (de existir) y los profesionales entongados, los vecinos, los antiguos compañeros. Se tiene la íntima convicción que no es una golondrina quien certifica el estío y que, siguiendo con la metáfora: pájaros del mismo plumaje vuelan en bandadas. Finalmente una pregunta definitiva: quien es el jefe/jefe. La droga es de escala mundial. Que pasa en Argentina.
Funcionarios que se fueron hace pocos meses dicen que algo está mal. Che, estuvieron dentro y nada vieron. El que participa pertenece dice el viejo dogma sicoanalítico. Pertenecieron. Participaron. Fallaron. Además son desagradecidos, pero ese es otro tema.
El radical peronismo no puede hablar sin explicar su pasado. Desde los expedientes robados en Tribunales durante el reinado de Héctor Cerruti y hacia acá el radical peronismo baila una polca rara, como si el narcotráfico fuese la fiesta de quince de la nena del vecino. Jueces y jueces nombrados por “la coordinadora”. Tolerancia infinita del peronismo. Anécdotas de caja que incriminan a ministros y secretarios.
Sobre drogas y narcotráfico existe la íntima convicción que todos saben algo, que sabemos algo. El silencio puede ser salud personal, pero es evidente que es una peste para la sociedad. Para la sociedad argentina. Hay un país silencioso íntimamente convencido.
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