Google+ Raúl Acosta: Directo a la yugularf

sábado, 18 de septiembre de 2010

Directo a la yugularf

Directo a la yugular

Dicen, no resulta fácil la comprobación, que en la pelea de los lobos, cuando se disputan quien es el macho de la jauría, la lucha es a muerte entre el jefe viejo y quien quiere ocupar su lugar. Lo de imposible comprobación, insisto, es lo que cuentan: perdida la pelea el macho viejo levanta su cuello y oferta su yugular.
En Argentina los lobos, ya sea en las manadas errantes o en las afincadas, más pequeñas y aullantes, como deben ser, no cumplen la ley. La más grande manada, el oficialismo, que se advierte menos errática, aumenta la certeza, nadie oferta la yugular. Puede afirmarse que todos buscan la yugular del jefe, todos somos lobos, pero hay una diferencia con el verdadero animal. El que pierde no se muere, se queda complotando.
Ni siquiera tenemos la dignidad de los lobos en la pelea.
Un viejo pensador, con el que muchas teorías políticas comenzaron, insistía en la indignidad que nos separaba de hormigas y abejas, tan laboriosas, tan de bien común sobre el bienestar particular. Hobbes ya no se sabe si dijo o no dijo nuestra circunstancia: lobos.
La identificación nos cabe.”Homo hominis, lupus”. El hombre es un lobo para el hombre. El estado es quien debe defendernos del hombre (de allí don Juan Jacobo arrancó con el contrato social). Para muchos el peligro es la manada. Para la manada el peligro es el lobo jefe.
Si el Estado es quien se parece al lobo no vamos más hacia el Bienestar, al Estado de Bienestar sino a la destrucción.
Néstor Kirchner vive buscando yugulares. Mira a los jefes de las otras manadas, los busca, los enfrenta. Entre su carótida chueca y su yugular no hay distancia, el paquete vásculo nervioso que alimenta al cerebro sube así, en montón. Ahora sube más despacio debido a las coronarias, más chuecas. Ha partido varias yugulares, ahora está débil.
No ha pasado nada en el almanaque, apenas unos cartoncitos, desde sus episodios de flaqueza y ya la búsqueda de su yugular se agiganta. Parece lógico que pelee. Es natural que su vena sea el premio mayor. Y el tiempo, la tradición, la ley de la manada se lo llevará puesto. Es palabra de la ley de la selva. Nuestra ley.
Puestos a mirar a ésa, la manada oficialista, aparecen pocos lobos capaces de conducir en mitad del frío, la nieve, Clarín, Lilita, FMI, Chávez, Moyano, Hebe, y otras cuestiones del camino, a un sitio seguro al total de los integrantes de la manada. Manada, no rebaño, ojo con eso. Es fácil advertir que algunos lobos que le disputan la jefatura no son jóvenes. En algunos casos las cicatrices en la yugular son similares. Los que son amigos de uno son enemigos de otros. Los lobos suplentes no piensan igual que quien hoy dirige la manada. Es de manual.
El daño de no contar con un lobo jefe capacitado para suplantarlo es grande. Kirchner alteró las condicionantes del Estado. Tras su mandato es el Estado otro lobo más que aprieta, que muerde, que exige. Un Estado que resuelve según otra lógica. Un germen de otra sociedad. El Estado que sugiere Kirchner es un Estado presente en exceso, omnipresente sería su sueño. No está mal, sólo que no lo dijo antes, no lo dice ahora. No pide que voten una revolución, porque las revoluciones no se votan. Pero las revoluciones son enteras y son para que la manden los lobos más atrevidos, más guerreros. Esa fue, en sordina, su propuesta. No la hizo pública. Nunca fue un lobo entero.
En mitad de la estepa la duda es cruel. El ya no es el lobo que soñaba (acaso nunca lo fue) y la revolución socialista del 70 está en mitad de la nada, la reinvención cincuentista es como todas las reinvenciones, un mal sueño. Desde su ejercicio del poder en el Estado (el Estado Kirchnerista, exacerbación del Estado Peronista) convirtió a este Poder Estatal en un lobo que no tiene límites claros. Un poco de revuelo setentista, otro poco de repeticiones cincuentistas (expropiaciones y red única de información, carteles con culto a la personalidad) y un aliento de revancha inconclusa con capitalismo de amigotes que terminó en algo cruel: Estado Lobo.
Es inevitable el disfraz de cordero, K tiene que apelar a la democracia formal, de la que reniega todo buen peronista (es un Movimiento, no un partido político), para sostenerse mientras tramita sobrevivir, con la yugular al aire. El daño de no contar con un lobo jefe capacitado para suplantarlo es doble. Abrirle la yugular al lobo y cortar de cuajo la yugular de un Estado desmadrado nos dejaría en mitad de la estepa. Desnudos y a los gritos. Ni Jack London lo hubiese deseado.
Paremos, reflexionemos, aceptemos que Hobbes está muerto y que su escepticismo no es conveniente, que no es una metáfora feliz comparar a la sociedad con una manada. Que no existe el lobo jefe y que somos una sociedad lo suficientemente civilizada como para dirimir nuestras cuestiones en un debate racional, alto, tranquilo. Pacífico.
Digámoslo después de los discursos tribales que escuchamos; que ayer, hoy, mañana estamos escuchando. Es necesario mucho atrevimiento, inocencia, alma de abeja, hormiga, ganas de mirar medio lleno un vaso que tiene el fondo agujereado.
Se necesitará mucha instrucción formal para salir del formato manada, lobos, peleas en mitad de la noche, aullidos y el destino de yugular partida. Los depredadores sectores productivos, las hinchadas de fútbol, la televisión basura, los alumnos dirigiendo las escuelas, las oficinas públicas poniendo a la sociedad en cuarentena, la iglesia onanista y/o violadora, los policías ladrones y los mafiosos liberados. La Constitución del 1994 habilitó no cumplir demasiadas cosas. Las leyes también son el lobo del hombre y los lobos no son buenos o malos, cumplen su destino, no están para hacer el bien y entregar la otra mejilla. Kirchner garantiza, cada 30 días, un mes entero de luna llena. Todos lo aprovechan. No hay monjas de reclusión en el gobierno.
“No se entiende el menú pero la salsa abunda/Soy un gourmet que huele eternamente mal/Viejas compotas que no dan respiro/Al caníbal que hay en mí/Que no es bien recibido en un banquete así”… El tema (yo caníbal) de los Redondos de Ricota se editó en 1994. El CD se llamó “lobo suelto, cordero atado”. Explica varias cosas. Nos explica.
Miremos lo que hoy sucede. Su mujer, la mujer fuerte de la manada, se encuentra en una situación particular, única. Sabe todo, tiene todo. El jefe de la manada es otro. Quien debería saltarle a la yugular al lobo enfermo es ella. No puede. Y no es una cuestión de género. No hay historia, leyenda, ni Aristóteles, el primer zoólogo, ni el último veterinario peinador de caniches, levantándose contra una loba jefa. Ni Jack London lo hubiese imaginado. Argentina puede ser el más estupendo antecedente sobre los genes, la Naturaleza y las conductas animales en el hombre. Escribiríamos un relato universal, al que harían comedia musical Andrew Lloyd Weber, barón de Sydmonton, ayudado por Tim Rice. En realidad ya la escribieron. En su trama hay un casal de lobos. Es una comedia. Somos el coro. Nos pedía: no lloren por mi.

Raúl Acosta
Testigo.-

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